El sonido cada vez era más compacto, eso empezaba a molestarme, ¡que fastidio!. Cada vez el sonido estaba más cerca, ¡oh no!, ¡me he dormido de nuevo!, esto se me volvió costumbre tengo que dejar el mal habito de dormirme en clase.
El murmullo de mis compañeros me trajo de vuelta a la realidad, y al abrir los ojos me encontré con la mirada inquisitiva del instructor. Sentí cómo el calor subía a mi rostro al darme cuenta de que todos estaban pendientes de mí. Intenté incorporarme y parecer alerta, pero el sueño aún pesaba en mis párpados. Debo encontrar la manera de mantenerme despierta, las palabras del instructor empezaban a perderse en mi cabeza, ¿como es que no entiendo nada?.
El instructor se acercó, su voz corto el silencio incómodo. ¡Oh no!.
—T/n, ¿quieres compartir con la clase los pasos básicos que acabo de explicar? —preguntó con una leve sonrisa, aunque sus ojos reflejaban algo de impaciencia.
Sentí cómo el calor subía aún más a mi rostro. Mis compañeros me observaban con curiosidad, algunos con una sonrisa divertida, ¡Que tonta soy!.
—Eh... —tartamudeé, buscando desesperadamente en mi memoria—. Bueno, yo... creo que...
El instructor levantó una ceja, esperando una respuesta más concreta.
—Tal vez si no te durmieras, T/n, podrías seguir mejor el ritmo de la clase —añadió, su tono ligeramente severo, pero no cruel.
—Lo siento, no volverá a pasar —murmuré, deseando que la tierra me tragara en ese instante.
El instructor asintió y volvió a su lugar al frente de la clase. Sentí los ojos de todos sobre mí mientras trataba de concentrarme, luchando contra el cansancio que aún amenazaba con cerrarme los ojos. Esto me pasa por estar viendo vídeos de Apolo en tiktok. Mientras el instructor continuaba con la explicación, me esforzaba por mantener los ojos abiertos, tomando notas de forma automática sin realmente comprender lo que escribía. Cada palabra que decía el instructor sonaba distante, como si se estuviera ahogando en el sopor que la envolvía.
De repente, la puerta del aula se abrió con un leve chirrido, interrumpiendo el monótono ritmo de la clase. Un murmullo recorrió la sala cuando un alumno de último año entró con paso firme, irradiando confianza. Era mi hermano mayor, Yeonjun, conocido no solo por ser uno de los estudiantes más destacados, sino también por ser increíblemente guapo. Las miradas de varias chicas en la clase se clavaron en él, y no pude evitar notar los suspiros y las sonrisas que despertaba.
Yeonjun caminó con confianza hacia la primera fila, ignorando las miradas y los suspiros a su alrededor. Sentí cómo el calor subía a mi rostro. ¡Por favor, que no lo haga, que no se acerque!, pensé, mientras trataba de hundirme en mi asiento.
Pero claro, mis plegarias no fueron escuchadas. Yeonjun se detuvo justo frente a mí.
—T/n, —dijo en voz baja, con un toque de complicidad—, olvidaste tu almuerzo en casa otra vez. Mamá me pidió que te lo trajera.
Lo mire con incredulidad y un toque de mortificación. No solo estaba interrumpiendo mi clase, sino que ahora todos sabrían que aún dependía de mi hermano para cosas tan básicas.
—¡¿Aquí?! —murmuré, tratando de mantener la compostura mientras sentía las miradas curiosas de sus compañeros—. No era necesario...
Yeonjun sonrió, claramente disfrutando de la situación.
—Tranquila, enana. No es gran cosa —replicó, sacando un pequeño bolso de su mochila y dejándolo suavemente sobre su escritorio—. No quiero que te desmayes por ahí. Luego vas a parecer esos niños del África, todos desnutridos.
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𝓔𝓼𝓪𝓼 𝓵𝓸𝓬𝓪𝓼 𝓲𝓭𝓮𝓪𝓼
Teen FictionT/n y Soobin son dos adolescentes con mundos completamente diferentes: ella, amante de la música rock y los libros; él, apasionado del skate y la adrenalina. Cuando sus caminos se cruzan inesperadamente, descubren que, a pesar de sus diferencias, pu...