Contar ovejas no funcionó.
Jake se volvió sobre su espalda con un suspiro. Él escuchó la respiración de Chanelle, tratando de dejar que lo amodorrara hasta dormirse. Eso no funcionó, tampoco. Su novia podría estar durmiendo a su lado, pero la persona que ocupaba su mente estaba abajo, emborrachándose. Sunghoon. Su mejor amigo.
Suspirando de nuevo, Jake se sentó y enterró sus dedos en su pelo. Retuvo el aliento y forzó su audición. La casa estaba completamente silenciosa. Habían pasado horas; a lo mejor Sunghoon había finalmente ido a acostarse. Y a lo mejor todavía estaba bebiendo frente a la chimenea. Apretando la mandíbula, Jake miró hacia la puerta. Él no debería. No debería ir abajo. Eso no cambiaría nada. No había nada que él pudiera hacer por Sunghoon. Después de todo, él era la razón por la que Sunghoon estaba bebiendo.
"¿No ves lo cruel que es esto? ¿No te importa? Lo estás quebrando." La voz del primo de Sunghoon resonó en su mente, una y otra y otra vez, cada palabra como un puñetazo en el plexo solar.
Jake cerró los ojos, tratando de bloquearlo. Él no tenía intención de revelarle a Sunoo que sabía acerca de los sentimientos de Sunghoon por él. No se suponía que lo supiera nadie. No se suponía que Sunghoon debiera saber que Jake lo sabía. Ahora, Jake no podría dejar de preocuparse. Sunoo había prometido no decirle nada a Sunghoon, pero Jake no estaba seguro de poder confiar en el tipo – se lo veía bastante enojado más temprano esa noche.
"Él no es tu padre. Él no es tu hermano mayor. Él no es un monje. Él es un hombre saludable en su mejor momento. Si lo amas tanto como afirmas, dejarás de ser una pequeña mierda egoísta y lo dejarás ir."
Sunoo tenía razón, por supuesto: Jake era heterosexual, tenía una novia que amaba y no podía darle a Sunghoon lo que quería. Lo correcto sería decirle a Sunghoon, que él sabía sobre sus sentimientos por él, y que cualquier cosa entre ellos era imposible. Hubiera sido más amable permitir a Sunghoon dejarlo y encontrar a alguien más para amar. Excepto que Sunghoon no podía dejarlo. Incluso pensar en ello hacía que su estómago se retorciera en un nudo doloroso y una oleada de pánico le atravesara todo su cuerpo. Dios, esto estaba tan jodido. Le había dicho a Sunoo la verdad: realmente se alegraba de no ser gay. Si él era así de necesitado y dependiente, cuando no quería a Sunghoon de ese modo, Jake no podía imaginar la pegajosa ruina que habría sido, si él realmente quisiera a Sunghoon de esa manera. Era lo suficientemente malo ya.
Por el amor de Dios. Él era una estrella del fútbol en ascenso y millonario. No se suponía que se sintiera de esa manera aún. Ya no era un adolescente. Ya no estaba paralítico. No se suponía que todavía sintiera como que Sunghoon fuera su ancla.
Él tenía dieciséis años cuando se dañó la columna vertebral durante algún partido amistoso sin importancia, aquí en los Estados Unidos. El club lo había colocado en el centro de rehabilitación donde Sunghoon estaba haciendo su residencia, y Sunghoon había sido asignado como su fisioterapeuta.
Durante diecisiete largos meses, Sunghoon había sido su mundo: él había sostenido la mano de Jake mientras trataba de mover sus extremidades, limpiado el sudor de la frente de Jake, lo había animado y elogiado cada pequeño logro suyo. Todo el mundo había pensado que la carrera de Jake había terminado antes de que incluso hubiera comenzado adecuadamente, los médicos no eran optimistas sobre sus posibilidades de caminar de nuevo, mucho menos de regresar al fútbol, pero Sunghoon le hizo creer que podía hacerlo. Y lo hizo. El día en que dio sus primeros pasos sin caerse, Sunghoon lo abrazó con fuerza y le susurró, con voz llena de orgullo, "Este es mi niño." Y Jake no quiso soltarlo jamás. Sunghoon era suyo. No sabía lo que habría hecho sin él.
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Easier | Sungjake
General Fiction¿Por qué siempre tenemos que huir? Y terminamos en el mismo lugar, es como si estuviéramos buscando lo mismo. Cada vez que dices que te vas a ir, es ahí cuando consigues lo mejor de mí. Sabes que nos necesitamos como el aire que respiramos. Prólogo...