Parte cuatro.

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18:34, Vitacura, Región Metropolitana.

Trump

Creo que fue mala idea pedir 3 botellas de vino, porque ella esta apunto de desmayarse de lo borracha que está.

Tiene una cara de sueño, como si en cualquier momento fuera a dormirse y pegarse en la cabeza contra la mesa.

—Señor, ¿cuánto gastó exactamente en las 3 botellas de vino?- me pregunta mi guardaespaldas.

Tomo la boleta de la mesa y mi mirada baja hasta el fondo del papel.

—Casi 300.000 pesos.- respondí, vi como su mandíbula casi cae al suelo de la sorpresa.

—Jefe, ¿no cree que es demasiado dinero en unas 3 botellas de vino? Entiendo que lo haga por ella pero hay límites.

—300.000 pesos son como 3 dólares para mi. Si ella quiere que le compre un país, se lo compro.- dije mientras arrugaba la boleta y la guardaba en mi bolsillo.

Puedo escuchar como mi guardaespaldas suelta un suspiro.

—Y que vamos a hacer con la señorita? Le vamos a ordenar un vehículo que la despache a su hogar?- preguntó.

No la puedo dejar sola, es muy peligroso, y ademas una parte de mi no quiere dejarla ir, al menos no ahora.

—La voy a llevar conmigo a mi hotel, en la mañana la vamos a dejar en su casa - la miré y vi como estaba casi dormida.

—Como usted deseé.- responde y se dirigen hacia la salida para partir el auto, llamo a la camarera y pago la cuenta.

Tomo su brazo y lo pongo sobre mis hombros y la levanto, caminando lentamente para que no caiga y puedo sentir como apoya su cabeza en mi hombro.

Mejor me apuro, en cualquier momento va a colapsar.

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Vamos camino a un hotel, lo único que suena son los ronquidos de Paty.

Voy atrás con ella y está inconsciente, tampoco es que compré tanto vino... supongo.

Como dicen los chilenos? "Apagó tele"? Bueno, lo que sea, eso le pasó.

El cielo esta cubierto por un azul oscuro y lo único que brilla a través de el es la luna y las estrellas, la luna se ve tan llena.

Pero para mí la mas brillante es, sin dudarlo, ella.

Veo si todo va bien y la veo a punto de caerse en mí, de nuevo.

Antes de que pase, me muevo a su lado y envuelvo mi brazo alrededor de sus hombros y la acerco a mi. Su cabeza cae en mi hombro y puedo escuchar como su respiración se vuelva mas y mas tranquila y baja.

—Va cómodo, señor?- escucho a alguien llamarme.

Volteo y veo a Dennis mirarme con una sonrisa, mi cara se vuelve caliente de la vergüenza.

—...Ya vamos a llegar?- pregunté intentando cambiar el tema.

—Ya hemos llegado, de hecho.

Me abren la puerta y Dennis junto a otros dos guardaespaldas agarran a Paty para bajarla del vehículo y llevarla dentro del edificio.

Subimos a mi habitación y rápidamente la botan en la cama, para luego salir de la habitación.

Somos ella y yo, solos en una habitación.

.•𝙌𝙪𝙚 𝙣𝙖𝙙𝙞𝙚 𝙨𝙚 𝙚𝙣𝙩𝙚𝙧𝙚•.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora