#3

284 22 5
                                    

Capítulo 3: La Huida

El motor del viejo Chevy rugía bajo la capota mientras Craig ajustaba la marcha, concentrado en la carretera que se extendía ante ellos como una línea interminable. Los faros cortaban la oscuridad de la noche, iluminando brevemente los árboles y letreros desgastados que pasaban rápidamente a su lado. El aire estaba cargado de humedad, típico de esas noches de verano en las que el calor se aferra incluso después del atardecer.

Tweek se removía en el asiento del copiloto, su cuerpo tenso pero, curiosamente, más relajado de lo que había estado en semanas. La radio susurraba suavemente una canción de Fleetwood Mac que parecía encajar perfectamente con el momento, pero ninguno de los dos prestaba atención a las letras. Sus pensamientos estaban atrapados en la enorme decisión que habían tomado: dejarlo todo atrás.

Habían estado planeando esta escapada durante días, aunque ninguno lo admitiera en voz alta. Era más una especie de acuerdo silencioso que se formó entre miradas y comentarios sarcásticos sobre “mandarlo todo al diablo”. Ambos sabían que no había futuro para ellos en ese pequeño pueblo de mentes estrechas donde ser “diferente” significaba ser un blanco constante. La discriminación, los murmullos y las miradas de desprecio eran parte de su día a día, y aunque intentaban mantenerse fuertes, cada día era más difícil. Craig y Tweek no podían simplemente vivir como ellos mismos; todo era una actuación continua para encajar en un lugar que nunca los aceptaría.

El coche de Craig estaba cargado con lo poco que pudieron reunir en un par de maletas: ropa, algo de comida enlatada, dinero que habían ahorrado durante meses y, escondido en el fondo del baúl, una botella de bourbon que Craig había tomado de la despensa de su padre. Su plan era sencillo: conducir sin rumbo fijo hasta encontrar un lugar donde pudieran empezar de nuevo. Un lugar donde nadie los conociera y donde, con suerte, pudieran vivir sin miedo.

—¿Te arrepientes? —preguntó Craig de repente, sin apartar la vista de la carretera.

Tweek se giró hacia él, sorprendiendo una mirada de reojo que Craig le lanzaba por el rabillo del ojo. Se quedó en silencio por un momento, sopesando sus palabras antes de hablar.

—No. —La respuesta fue simple. —. ¿Tú?

Craig esbozó una sonrisa ladeada, una mezcla de alivio y satisfacción.

—Para nada. Ya era hora de dejar atrás todo ese maldito circo.

Ambos se quedaron en silencio, y por un momento, el único sonido fue el ronroneo constante del motor y el crujido del asfalto bajo las ruedas. A pesar de lo caótica que había sido la decisión de huir, en ese instante, la tensión entre ellos parecía haberse desvanecido. Habían estado al borde del colapso, pero el simple hecho de estar juntos, de compartir esta loca aventura, los mantenía a flote.

A medida que el coche se alejaba cada vez más del pueblo, Tweek dejó escapar un suspiro. Miró por la ventana, viendo cómo los campos y las granjas pasaban como sombras en la oscuridad. Siempre había sentido un nudo en el pecho, una ansiedad constante que nunca lo abandonaba, pero ahora ese peso era un poco más ligero. Estaba lejos de casa, pero también lejos de las expectativas, los prejuicios y los insultos que cargaban sobre sus hombros cada día.

—¿A dónde vamos, exactamente? —preguntó finalmente Tweek, con un tono más curioso que preocupado.

Craig se encogió de hombros, relajado. —Al lugar más lejos posible de este infierno. Había pensado en California. Allí la gente es más abierta… o al menos eso dicen.

—¿California? —repitió Tweek, dejando que la idea se asentara en su mente—. Suena bien. Mejor que quedarnos aquí, eso seguro.

El nombre "California" parecía tener un brillo especial. El lugar donde las películas y la música prometían libertad, aunque para ellos aún fuera un sueño lejano. Sabían que no sería fácil; el rechazo y la discriminación no desaparecerían mágicamente solo por cambiar de lugar. Pero al menos podrían intentarlo, podrían vivir sin sentir que el mundo entero estaba en su contra.

That's not my Craig | Creek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora