¡No olviden dejar su 🌟!
Uno de los placeres simples en la vida de Jennie era saber que Lisa la estaría esperando después de un largo día de clases y trabajo. En los días particularmente agotadores, llegar a casa y ver a Lisa era como caer en las comodidades de una cama recién hecha, cálida, tranquila y acogedora.
Esa noche era uno de esos días agotadores en los que Jennie necesitaba desesperadamente la presencia tranquilizadora de Lisa. Era casi medianoche cuando Jennie subió a rastras el último tramo de escaleras hacia su apartamento. Jennie estaba lo bastante cansada como para desplomarse allí mismo, en el vestíbulo, en busca de un bien merecido descanso, pero se aguantó unos minutos más porque sabía que Lisa la estaba esperando al otro lado de la puerta de su apartamento.
Jennie compuso su expresión antes de entrar, no quería que Lisa viera en su rostro todo el estrés de la noche. Entró con un alegre ─ ¡Ya estoy en casa! ─ pero se detuvo a mitad de frase cuando vio que Lisa estaba profundamente dormida en el sofá.
El televisor estaba encendido, una taza humeante de café reposaba sobre la mesa de centro, y un pesado libro de texto descansaba sobre el pecho de Lisa. Jennie sonrió ante la escena, sintiendo una suave calidez crecer en su corazón al saber que Lisa había hecho todo lo posible por esperarla. La sonrisa afectuosa en el rostro de Jennie continuó creciendo mientras se acercaba a Lisa y la cubría con una manta.
Lisa se veía adorable acurrucada en su pequeño sofá, pero Jennie quería que la expresión de Lisa pareciera más tranquila mientras dormía. El ceño de la más joven estaba fruncido y Jennie le dio un suave beso en la frente, una y luego dos veces, sintiéndose un poco mejor cuando la expresión de Lisa se relajó un poco.
El sueño tranquilo no había sido frecuente para Lisa en el último mes. Ya casi terminaba el primer semestre de su último año y Lisa se había quedado atrás en sus clases a pesar de haber estudiado sin parar desde el comienzo del año.
Jennie recordaba haber llegado a casa una noche después de clase, unas semanas atrás, y haber encontrado a Lisa tumbada bajo las sábanas en la cama, un signo clásico de que Lisa se sentía abrumada por el estrés. Jennie había sido testigo de este fenómeno de esconderse bajo las sábanas desde antes de que fueran adolescentes, en el que Lisa intentaba literalmente esconderse del mundo cuando este se volvía demasiado estresante para soportarlo.
Cuando Jennie se acercó a su cama, pudo oír a Lisa llorando bajo las mantas y su corazón se encogió de compasión, pero sabía que no tenía sentido preguntarle a Lisa qué le pasaba en ese momento.
La paciencia era la clave.
Así que, con la misma paciencia con la que Jennie esperó para besar a Lisa en el patio de recreo cuando eran niñas, con la misma paciencia con la que esperó a que fueran adolescentes para besarse con más intensidad y con la que esperó a que fueran adultas para dormir juntas por primera vez, Jennie se metió silenciosamente en su lado de la cama, rodeó con un brazo la cintura de Lisa y murmuró un tranquilizador: ─No pasa nada, Lili, estoy aquí para ti.
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Confort | JENLISA
ContoAdaptación por © 90sjnn Traducción realizada por © 90sjnn Los créditos pertenecen al autor original. No poseo la trama, ni los personajes.