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Lisa se despertó ante la sensación de una mano cálida recorriendo el interior de su camisa. Estuvo a punto de levantarse sobresaltada por el cosquilleo que sentía en los pechos, pero se relajó un poco al darse cuenta de que era la mano de Jennie la que estaba hurgando inconscientemente en su ropa. Efectivamente, cuando Lisa se giró para contemplar a la hermosa mujer que yacía a su lado, los ojos de Lisa se posaron en el rostro dormido de Jennie, que mostraba una leve sonrisa lasciva en los labios.
Manoseo durante el sueño. Clásico
Este era el peligro de dormir con Jennie en una cama tan pequeña. La chica mayor dormía lo bastante cerca como para que el manoseo durante el sueño fuera algo habitual en ella. Lisa se debatía entre poner los ojos en blanco de fastidio o arrugarlos cariñosamente ante los adorables hábitos de sueño de Jennie cuando la mano de esta le dio un apretón especialmente fuerte en el pecho.
El fastidio de Lisa venció.
─ Maldición, Jennie. ¡Este también era mi día para dormir hasta tarde! ─ murmuró Lisa, retirando con delicadeza la mano ocupada de Jennie de su camisa. Pero la irritación en la voz de Lisa no coincidía con sus acciones, ya que Lisa se llevó tiernamente los dedos de Jennie a los labios. Depositó ligeros besos en cada nudillo, observando divertida cómo Jennie permanecía profundamente dormida.
─No te despiertas con esto y, sin embargo, ayer te despertaste en el instante en que me levanté temprano de la cama, ─ se quejó Lisa con la chica dormida, recordando todos los lloriqueos que tuvo que soportar después de abandonar a Jennie en la cama.
El trabajo de mitad de curso de Lisa debía entregarse ayer por la mañana, lo que la había obligado a levantarse muy temprano para terminar su trabajo, ya que Jennie la había distraído la noche anterior. Pero hoy era sábado, día libre para ambas. Y si no hubiera sido por las manitas inquietas de Jennie, habría sido una oportunidad para que Lisa durmiera hasta tarde por una vez.
Lisa miró la hora. Eran las seis de la mañana, incluso más temprano de lo que se había levantado ayer para terminar su trabajo. ─ Serás mi muerte, ─ Lisa bostezó hacia Jennie, preguntándose si debía volver a dormir o no.
Y casi como si fuera una respuesta destinada a calmar la irritación de Lisa, una Jennie dormida murmuró repentinamente: ─Te amo.
Lisa hizo una pausa en medio del bostezo y sonrió al ver el rostro sereno de Jennie. No pudo evitar recordar las muchas veces que Jennie le había profesado inocentemente su amor así, dormida. Jennie era una fantástica 'hacedora de sueños' en el sentido de que Jennie a menudo hablaba con Lisa mientras dormía, la abrazaba mientras dormía e incluso la besaba mientras dormía. En este punto, Lisa sólo esperaba el día en que Jennie decidiera tener sexo con ella durante el sueño.
─Me amas, ¿cierto? ─ Lisa murmuró cariñosamente, sabiendo que el amor incondicional de Jennie era la única constante que siempre tendría en su vida. ─ ¿Prometes estar siempre conmigo?
