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La mañana de Navidad, Jennie observó con cariño a Lisa mientras la más joven dormía. Por séptimo día consecutivo, la pequeña caja negra reposaba sobre el pecho de Lisa, y al verla, el corazón de Jennie se llenó de emociones.
El corazón casi se le sale del pecho en cuanto Lisa empezó a despertarse. El tiempo pareció detenerse en ese instante, y todo lo que Jennie pudo escuchar fue el leve murmullo de las sábanas cuando Lisa se removió, la dulce risa de Lisa cuando sus manos se cerraron instintivamente alrededor de la pequeña caja negra, y el ensordecedor sonido de su propio corazón latiendo furiosamente dentro de su pecho.
─Feliz Navidad, Jennie, ─ murmuró Lisa, girándose para dedicarle a Jennie una sonrisa soñolienta lo bastante radiante como para derretir la nieve que cubría Seúl. Su dulce voz estaba impregnada de ternura, afecto y la aspereza del sueño.
Con una tierna sonrisa, Jennie se inclinó y rozó con la nariz la de Lisa, pidiendo en silencio un beso matutino y recibiendo permiso al instante. Disfrutó de la calidez de los labios de Lisa durante un breve momento, antes de devolverle el saludo festivo. ─Feliz Navidad para ti también, Lili.
Hoy era una mañana tranquila, una de las cosas favoritas de Jennie en el mundo. Le encantaba despertarse con Lisa y simplemente disfrutar de la presencia de su novia, acurrucarse con Lisa, besar a Lisa y dejar que el tiempo se les escapara como si no tuvieran ninguna preocupación en el mundo. Las mañanas lentas eran siempre acogedoras y relajantes... excepto hoy, porque Jennie era muy consciente de la cajita negra que Lisa tenía en la mano.
La más joven dejó escapar un suspiro de alegría mientras se recostaba sobre la almohada, volviéndose para mirar a Jennie a los ojos con una sonrisa afectuosa en los labios. ─Así que esta caja, ─ se preguntó Lisa en voz alta, dirigiendo su atención a la caja que Jennie había colocado sobre su pecho por séptimo día consecutivo sin falta, ─ ¿hay algo especial aquí hoy, o es otro cupón?
Lisa dio a la caja una ligera sacudida que hizo temblar más el corazón de Jennie que el contenido de la caja. Jennie sólo pudo contener la respiración y tratar de mantener su habitual aire de picardía, actuando como si hoy no hubiera nada especial, a pesar de que el día de hoy tenía el potencial de convertirse en un importante punto de inflexión en su relación.
─Te dije desde el principio que habría siete días de cupones, ─ respondió Jennie mientras Lisa empezaba a abrir la caja. ─Así que es sólo otro cupón para hoy....
Y realmente, dentro de la caja sólo había otro cupón. Pero en realidad, no era otro simple cupón. Lisa tomó el trozo de papel cuidadosamente con ambas manos antes de leerlo en voz alta.
[Eternamente enamorada de Lisa. Sin fecha de caducidad].
─ ¿Por qué no tiene fecha de vencimiento? ─ Se preguntó Lisa con una sonrisa curiosa mientras levantaba la vista del papel que tenía en las manos. ─Todos los demás cupones caducaban al día siguiente. ¿Por qué éste es diferente?