Eran mediados de verano, Hermione y Daella estaban en la sala de estar, sentadas en el suelo con los libros de Hogwarts a su alrededor. La familia real, a diferencia, estaban en los sofás y los sillones, hablando, leyendo, etc.
Daella tenía en el regazo un libro grande, encuadernado en piel (Historia de la Magia, de Bathilda Bagshot). Daella recorría la página con la punta de su pluma de águila, buscando algo que le sirviera para su redacción sobre "La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV".
La pluma se detuvo en la parte superior de un parrafo que poda serle útil. Daella se acomodo, levantó el libro un poco y leyó.
En la Edad Media, los no magos (comúnmente, denominados muggles) sentían hacia la magia un especial terror, pero no eran muy dichos en reconocerla. En las raras ocasiones en que capturaban a un auténtico brujo o bruja, la quema carecía en absoluto de efecto. La bruja o el brujo realizaba un sencillo encantamiento para enfriar las llamas y luego fingía que se retorcía de dolor mientras disfrutaba del suave cosquilleo. A Wendelin la Hechicera le gustaba tanto ser quemada que se dejó capturar no menos de cuarenta y siete veces con distintos aspectos.
Daella mordía la pluma mientras iba leyendo. Cuando acabo de leer cogió el tintero y un rollo de pergamino. Con mucho cuidado de no tirarlo, destapó el tintero, mojo la pluma y comenzó a escribir.
— Tengo tantas ganas de empezar este año escolar.— Dijo una Hermione emocionada, haciendo que Daella levantara la cabeza de su redacción y la mirara con una sonrisa.— Este año va a ser increíble; nuevas clases, nuevas cosas para estudiar, etc...
— Nuevos problemas.— La detuvo Daella. Hermione la miró seriamente.
— Oh, venga, Daella... Tampoco hemos tenido tantos problemas...
Daella miraba a Hermione incrédula.
— Te voy a hacer un resumen de los dos últimos años: en primer año nos enfrentamos a un trol, después a un perro gigante de tres cabezas con malas pulgas, y por último nos enfrentamos a Voldemort, que estaba dentro del cuerpo de Quirrell, y estuve a punto de morir.— Daella solto eso sin respirar. Cogió aire y siguió hablando.— El año pasado; alumnos de Hogwarts fueron petrificados, entre ellos tu incluida, y me tuve que enfrentar a Voldemort, de nuevo, pero en versión adolescente, y luego casi muero gracias a un basilisco de más de veinte metros, al que, gracias a los dioses, mate...— Hermione no sabía que decir, ya que sabía que Daella tenía razón.— Asi qué, Hermione... ¿eso no son problemas?
— Bu-bueno... si... pero...— Definitivamente, Daella había dejado sin palabras a Hermione.— Tendremos algún año tranquilo, ¿no?
— ¿Con Harry y conmigo como amigos?...— Daella fingió pensar por unos segundos.— No lo creo.
— Oye, ¿que te pasa? Estás muy negativa hoy.— Hermione parecía un poco molesta.
— Perdón Mione. Es que... estoy pensando en cómo será este año, ya que mi estado ha cambiado tanto.— Dijo Daella mientras suspiraba.
— ¿Tu estado?— Pregunto Hermione, y todos los presentes prestaron atención a la Targaryen.
— He pasado de ser "La Targaryen sin dragón"... a ser "La Heredera al Trono de Hierro", la primera mujer que se sentará en el trono... aun estoy sorprendida.
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𝐃𝐀𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍 𝐘 𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐀𝐙𝐊𝐀𝐁𝐀𝐍
Фанфик' 𝘓𝘰𝘤𝘶𝘳𝘢 𝘺 𝘨𝘳𝘢𝘯𝘥𝘦𝘻𝘢 𝘴𝘰𝘯 𝘥𝘰𝘴 𝘤𝘢𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘢 𝘮𝘰𝘯𝘦𝘥𝘢. 𝘊𝘢𝘥𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘺𝘦𝘯 𝘯𝘢𝘤𝘦, 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘭𝘢𝘯𝘻𝘢𝘯 𝘶𝘯𝘢 𝘮𝘰𝘯𝘦𝘥𝘢 𝘢𝘭 𝘢𝘪𝘳𝘦 𝘺 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘢𝘨𝘶𝘢𝘯�...