Pequeñas historias ~ Little Stories [🇪🇸 & 🇺🇸]

🩷☔️🍂

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Nos enamoramos con las primeras hojas del otoño

Cuando me bajé del bus, un trueno me sobresaltó. "No puede ser" maldije en mi interior cuando vi la tormenta que en el exterior. Parecía que las nubes habían decidido desquitarse en ese mismo instante. Mi destino estaba apenas a siete minutos de la parada de bus, pero con la que estaba cayendo, cuando llegase parecería que acababa de salir de nadar en el mar con la ropa puesta.

—No has traído paraguas, ¿Verdad? —una voz a mi lado me sorprendió. Creo que estaba pensando tan intensamente que mi cara probablemente parecería un cuadro, toda preocupada por la situación en la que me había metido gracias a un maldito despiste.

—No, me lo he dejado en casa —respondí tratando sin éxito de ocultar mi malestar. Cuando me giré, me encontré con unos ojos castaños y una amable sonrisa que por un momento hicieron que todos mis males pareciesen una tontería.

—¿Hacia dónde vas? Si puedo preguntarte, claro —dijo señalando el paraguas que colgaba de su brazo, uno de esos plegables que se abren pulsando un botón. Parecía estar aclarando que simplemente quería ser amable.

—Al supermercado —respondí señalando en la dirección que era.

—Yo voy un par de calles más abajo, te puedo tapar de la lluvia hasta allí, si quieres —sugirió con una pequeña sonrisa. Entonces miré hacia fuera de nuestro pequeño refugio en la parada del bus, luego al paraguas que llevaba, y después a sus ojos.

—¿Seguro que no es molestia? —dije bajando la mirada tímidamente, con la tormenta aún arreciando.

—No, ni siquiera tengo que cambiar mi ruta —contestó agarrando el paraguas y pulsando el botón. Iba a responderle, pero en cuanto el mecanismo se accionó, éste se despegó del mango y salió disparado hacia adelante. Una carcajada se escapó de mis labios ante la graciosa imagen: él todo avergonzado con el mango aún en la mano, y el paraguas flotando en un charco cercano.

—¡Perdón, perdón! —exclamé haciendo mi mejor esfuerzo por dejar de reírme, saliendo un momento del tejadillo para recoger el objeto del suelo—. Parece que aún podemos usarlo —sonreí. Él rió de vuelta con un sonido tan agradable que sentí que se me calentaba el corazón, haciendo que latiese algo más deprisa. El amable extraño agarró lo que quedaba del mango del paraguas, y salió del tejadillo ofreciéndome abrigo a su lado.

—Tengo que reconocer que ha sido gracioso —dijo con una risita recordando el pequeño incidente que acababa de ocurrir. Cruzamos el parque manteniendo las distancias entre nosotros lo mejor que pudimos dado el pequeño espacio que teníamos. Los árboles estaban adornados con colores cálidos y los charcos llenos de hojas secas, paisaje propio de finales de septiembre. Era un paisaje precioso incluso en esas circunstancias. Alcé la mirada para ver de nuevo el rostro de este agradable sujeto, justo en el instante en el que él agachaba un poco la cabeza para verme. En el momento en el que nuestros ojos se cruzaron, un rayo los iluminó, seguido de un trueno que nos sobresaltó haciendo que nos aproximásemos un poco más al otro. En ese momento algo dentro de nosotros cambió para siempre. Él me sonrió dulcemente y yo le devolví el gesto, ahora menos preocupada por mantener la distancia.

—Oye... No me has dicho tu nombre.

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We fell in love with the first leaves of autumn

When I got off the bus, a clap of thunder startled me. "It can't be" I cursed inwardly as I saw the storm outside. It seemed like the clouds had decided to unleash their fury at that very moment. My destination was only seven minutes from the bus stop, but with the downpour, I would look like I had just come out of swimming in the sea with my clothes on by the time I arrived.