Maho No Fureku: La leyenda de los héroes

IV: Sucesiones

     El día de Toshinori Yagi empezaba junto con el alba de un nuevo día, pero ese día de mediados de febrero ameritaba una hora antes, iría a visitar a su amada y nadie podía ni debía reconocerlo. A los pocos años de su último enfrentamiento contra su némesis, cuya batalla los dejó a ambos en mal estado, el destino parecía haber decidido ensañarse con él, quien, al perder su poderosa espada, se enfrentó a mano limpia; lo cual paso factura durante su recuperación al debilitarlo y hacerlo ver casi en los huesos y en pésima condición para pelear una segunda vez. Estaba decidido a buscar a All for One hasta que mientras paseaba por el mercado disfrazado de vagabundo —y ayudado por su demacrada apariencia— vio a una jovial señora de cabello color pino y unos brillantes ojos en el mercado, cuya risa lo cautivo.

Para su infortunio, un hombre de su misma edad le sonreía y cortejaba, soltando chistes y ocurrencias; con el corazón estrujado la vio enganchar su brazo al de aquel hombre e irse juntos. No volvió a ver a esa mujer, sino hasta unos años más tarde, seguía igual de linda a sus ojos y esta vez un niño agarrado de su falda.

El tiempo pasó y cada que se lo podía permitir iba a verla, asegurarse de que estuvieran bien ella y su hijo, aprovechó incluso cuando recién volvía de una pelea para pasar por su botica, para por fin conocerla. Aunque ya no vestía su armadura, no pasaba desapercibido que era el "Caballero de la Paz", al hablar con ella la noto nerviosa y bastante modesta, se sorprendió al no escuchar algo sobre el padre del niño o si estaba casada.

Él volvió a esa botica, pero esta vez como esa persona que nadie conocía y tomaban por un simple hombre a nada de ser un mendigo al borde de la inanición, y el actual de la mujer fue otro al mostrarse tan preocupada por él que incluso lo invitó a quedarse para compartir una cena con ella y su pequeño hijo. Como pensó, era una mujer dada, con un corazón amable y con una actuar nervioso por naturaleza, como también interesada por el bienestar de su hijo, Izuku; se fue de esta acogedora casa con una invitación para volver por parte de la mujer.

Luego del atareado día, de vuelta al castillo por uno de los atajos, un túnel poco transitado cuando saliendo del mismo, gemidos y gritos ahogados, además de una figura bastante extraña y fluida. Con cada paso que daba aumentaba la inquieta idea de que alguien necesitaba ayuda con urgencia, por lo que con un golpe de aire de su escudo, el líquido quedo estarcido en el camino de arena y grava dejando libre al que parecía ser su víctima, debilitada por el forcejeo se desmayó luego de gatear unos centímetros; debía asegurarse de que capturar al tipo, por lo que hizo uso de una botella que avistó entre la basura para confinar al villano.

Ya con la situación bajo control se acercó al chico quien aún no reaccionaba, el miedo de haber llegado tarde se acercó a para darle palmadas en la mejilla con desespero. Tomó el chico, lo sacó del túnel y lo recostó a un lado del camino para continuar golpeándole la cara, en momentos se detenía y corroborada que tuviera pulso y estuviera respirando, lo vio mover las cejas y apretar los párpados hasta que minutos más tarde abrió los ojos y trató de incorporarse.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz y su visión se enfocó en lo que había a su lado, sus ojos no daban crédito a lo que veía, el mítico All Might estaba recostado a su lado; el héroe lo volvió a ver y se incorporó de un salto para pregunta:

— ¡Chico, al fin despiertas! Temía que no despertarás —estaba de cuclillas con su característica sonrisa.

— E-e-eres... —la dificultad que sentía para respirar lo hizo desmayarse nuevamente, pero velozmente volvió en sí al sentir una mano dando golpes suaves en su mejilla, de golpe abrió sus ojos y ahí estaba otra vez—! Realmente eres tú!! ERES ALL-mmhd —la inmensa mano de caballero cubrió su rostro para callarlo y evitar que aldeanos pudieran llegar a rodearlo para adularle, porque su cuerpo empezaba a dolerle