𝒇𝒐𝒖𝒓. adventure

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𝑰𝑽. CH4, 𝒂𝒅𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒓𝒆

 CH4, 𝒂𝒅𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒓𝒆

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          𝑯𝑨𝒁𝑬𝑳 𝑬𝑺𝑻𝑨𝑩𝑨 recostada en su sofá, la luz tenue de la lámpara arrojaba sombras suaves sobre las paredes de su cabaña mientras su mirada se fijaba en la pantalla de su teléfono.

          La imagen del código que había fotografiado estaba frente a ella, y sus dedos rozaban la pantalla mientras trataba de descifrar el patrón.

          Fruncía el ceño en concentración, creando y descartando combinaciones posibles en su mente, cada una más intrincada que la anterior.

          No había ningún indicio de un orden específico, así que formaba posibles códigos que podrían funcionar para abrir aquella máquina expendedora.

          El ambiente era casi palpable, denso con la energía de la investigación, cuando una brisa fría hizo vibrar las ventanas.

          Hazel no levantó la vista, demasiado absorta en su tarea, hasta que sintió una presencia familiar.

          —¿Aún rompiéndote la cabeza con esos números, cariño? —La voz sarcástica de Bill resonó en el aire, llenando el espacio a su alrededor.

          Hazel no se sobresaltó; se había acostumbrado a las abruptas apariciones de Bill. Manteniendo su mirada en la pantalla, replicó con calma:

          —Quiero hacerlo por mi cuenta, Bill... sé que puedo resolverlo.

          Bill apareció flotando frente a ella, su ojo girando ligeramente en una muestra de aburrimiento.

          —Vamos, Hazel, no seas terca. —Rodó los ojos, y con un chasquido de sus dedos, los números en la pantalla se reorganizaron como si tuvieran vida propia—. Ahí tienes, la combinación correcta. Estabas perdiendo el tiempo.

          Hazel soltó un suspiro, apartando el teléfono y mirándolo con reproche.

          —Podría haberlo hecho sola. —Su voz era suave, pero el desagrado era palpable.

—Quizás... pero te habría tomado horas. —Bill se encogió de hombros, su tono despreocupado—. A veces es mejor aceptar una pequeña ayuda, ¿no crees? Pero, en fin... —Bill se inclinó hacia ella, su ojo brillando con malicia— ¿has pensado ya en cómo te vas a colar en la cabaña de ese viejo decrépito?

Hazel levantó una ceja, su sonrisa apenas perceptible, cargada de un aire de satisfacción anticipada.

—Por supuesto. —Su tono era sereno, pero en sus palabras se escondía una promesa—. Todo está planeado. Esta noche entraré, y por fin descubriré lo que ese hombre oculta.

𝒉𝒆𝒍𝒍𝒃𝒐𝒖𝒏𝒅 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒓𝒆,   bill cipherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora