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C A P Í T U L O
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*˚₊· ͟͟͞͞➳❥ "New home, new companies"

Los colores del amanecer teñían el cielo, mostrando que el nuevo día se abría paso dándole un fin a la oscuridad de la noche. El aroma salado del océano inundaba la playa, junto a la brisa marina. Ocultas en una zona rocosa se encontraban las tres chicas, la de cabellos claros y habilidades de fuego suspiraba frustrada al intentar concentrarse en utilizar sus poderes para secar sus escamas y tomarán la forma de un par de piernas. A un lado de ella, sus amigas esperaban ya transformadas en humanoide.

—¿Cómo es posible que pueda secarlas a ustedes enseguida, pero a mí misma no? -Eyre refunfuñó, apoyada contra unas rocas al no tener forma de ponerse de pie en su forma de sirena.

—No lo sé, cabezona. Te ofrecimos ayuda, pero no te dejas. -Narelle respondió, impaciente.

Llevaban ahí durante un largo rato, sin obtener resultados. La paciencia no era el fuerte de la castaña, quién se apoyaba en las rocas con expresión impaciente.

—Aunque odie decirlo, Nary tiene razón, Eyr.

—¡Gracias!

Shh. -la pelirroja chistó- como decía, Nary tiene razón, aunque yo lo diría con más sutileza. Debemos irnos, ya amaneció. Pronto llegarán los pescadores, es una zona poco concurrida pero las posibilidades no son nulas.

Eyre soltó un suspiro, asintiendo levemente. Tragando su orgullo, estiró su mano hacia la pelirroja quién haciendo uso de su crioquinesis congeló las partículas de agua sobre su amiga, al tomarla de la mano. Sin gran esfuerzo alejo las partículas de la chica, volviéndolo una bola de nieve y lanzándolo al mar. En un instante las aletas y otros aspectos marinos de la chica fueron reemplazados un cuerpo humanoide, sin rastro alguno de lo que era antes.

Un festejo silencioso se oyó de Narelle, mientras Lynn ayudaba a Eyre a ponerse finalmente de pie. Las tres se encaminaron devuelta a donde residian junto a Misty, quién hacía de tutora para ellas ante el lado legal de su vida entre humanos. Una casa de apariencia playera en un vecindario de una colina, consistía en un edificio de dos plantas más una subterránea. De paredes blancas y celestes, rodeadas por un muro bajo. Una piscina en el patio y vistas al barranco que deriva al océano desde el balcón lateral y algunos ventanales.

En el momento en el que las tres ingresaron a la cocina del lugar que consideraban lo más cercano a un hogar en el último periodo de tiempo, oyeron a la pelinegra, Misty, hablar animadamente por teléfono a la vez que preparaba una mezcla para hornearla. El olor a vainilla inundaba la estancia de papel tapiz rojo y suelo de azulejos cuadriculados en color rojo y blanco.

Las tres se posicionaron tras la isla de la cocina, mirando expectantes a la adulta. Lynn apoyó sus antebrazos sobre la isla, igual que reposó su cuerpo allí mirando confusa a la mujer. Narelle se sentó en el taburete, cruzando sus brazos sobre la meseta y hundiendo su rostro entre sus brazos. Mientras Eyre abría el refrigerador, en busca de algunas gambas que sabía estarían refrigeradas allí.

Tras algunos minutos de confusión, la mujer finalmente dio por terminada su conversación telefónica con un "¡Hasta pronto!".

—¿Quién era? -curioseo Lynn, sin intentar disimular.

—Una amiga, Ly.

—¿Desde cuándo tienes amigas? -intervino Narelle, con el ceño fruncido al alzar su cabeza.

Misty la miró con una mueca indignada, rodando sus ojos. —Tengo amigas, mocosa.

—No duraderas, al menos...

—Ignorare eso. -la mayor refutó, vertiendo la mezcla de la masa en un molde.- La nueva vecina, me la encontré en el mercado, me presenté y le dije que me gustaría darle la bienvenida.

—Eso explica porque usas el horno, ya parecía adorno. -comentó Eyre burlonamente, dándole un mordisco a la gamba cruda y fría.

—¿Se aliaron hoy en mi contra o qué? -protestó la pelinegra, suspirando.


Ya deberías estar acostumbrada, tía. -Lynn de unió a la conversación, riendo entre dientes.









***





El ambiente se sentía completamente distinto a lo que estaban acostumbrados, el sonido del jazz era reemplazado por el son de las olas. El estilo habitual de las personas era más veraniego y playero.

La familia bajó del auto recién comprado, dejándolo en el garaje de la nueva casa familiar. Era una estructura moderna con un esquema de colores blanquecinos rodeada por una valla de arbustos perfectamente podados para darle color, junto a los árboles del jardín trasero. Un grupo de personas, claramente bajo compulsión, salieron por entrada principal. Uno de ellos se detuvo frente al segundo menor de los Mikaelson, depositando un juego de varias llaves iguales en la mano de este.

—Gracias, querida. -el susodicho sonrió de lado, sacudiendo el juego de llaves.

—Buen trabajo, Kol... para variar. -dijo el híbrido, al ver el interior de la casa.

Cuando todos entraron, dos humanos hipnotizados arrastraban sus maletas desde el auto hacia el interior. La casa estaba amoblada y decorada por completo, solo faltándole algún que otro detalle y fotografía familiar. Escasas cajas pequeñas quedaban en alguna esquina del corredor, pero las ignoraron por completo dispersándose por la casa para explorarla.

Algunos minutos después, algunos de ellos se reunieron en el salón, aunque por distintas razones. Klaus y Elijah hablaban entre si, discutiendo como harían para pretender vida normal ante los vecinos, por otro lado Kol también se encontraba allí pero tirado en el sofá sin interés por la casa o todo en general. Rebekah y Freya de unieron a la conversación de los otros dos Mikaelson, la menor tomando asiento junto a Kol.

—Hay un puesto de maestro de historia libre en un instituto cercano, en el que inscribiremos a Hope. Tomaré el puesto para protegerla hasta que nos aseguremos de que la zona des segura. -el trajeado dijo, en ademán de apaciguar la paranoia de su medio hermano menor.

—No creo que eso sea suficiente, Elijah. -recriminó el susodicho.- Si el enemigo...

—No hay un enemigo, Nik. -reprochó Kol, rodando sus ojos cansado de oír los mismos argumentos de su hermano una y otra vez.- Es el lugar, con civilización, más seguro y cómodo que hallamos. Tu mismo lo elegiste, maldita sea. Un lugar donde nadie te conoce, a ninguno de nosotros.

Una pequeña discusión entre hermanos se llevó acabo durante los siguientes minutos, hasta que Rebekah encontró una excusa para salir  de allí antes de que la incluyeran en la conversación. La rubia dijo que iría al mercado en busca de comida, principalmente dijo para Hope, ya que era la única que seguía dependiendo de alimentos humanos.

En algún momento de la tarde, los Mikaelson se fueron dispersando. Elijah, Klaus y Hope fueron a inscribir a Hope en el instituto. También a hacer que Elijah cubriera la bacante de profesor. Rebekah volvió a la casa con los alimentos que Hope necesitaría y bolsas de sangre de diversos hospitales, para no crear sospechas, pero que todos puedan alimentarse.

Cuando el timbre sonó, Freya abrió la puerta intentando mostrar una expresión amable para cubrir su confusión al toparse con tres chicas desconocidas al otro lado de la puerta. Una chica rubia de estatura baja y  sonriente, estaba algunos pasos más cerca de la puerta, dando indicios de que fue ella quien tocó el timbre. Al otro lado había una chica pelirroja con expresión feliz, con un brazo alrededor de la tercera chica quién tenía una expresión indiferente y sostenía una bandeja de pastelitos.

—Bienvenidos al vecindario.










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Secrets of The Ocean      ׂׂૢ: ̗̀➛ The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora