Capítulo 11

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|Sanji|

Aunque sabía que no se había partido la pierna, o el golpe en la cabeza solo era un simple dolor y no porque hubiera sido algo grave. Fuera lo que fuera ese dolor hizo que Sanji despertara abruptamente y al hacerlo se dio cuenta que sudaba como loco.

Posó sus manos por todo su cuerpo y estaba todo pegajoso, al parecer debía bañarse otra vez.

Porque en la media noche cuando increíblemente Zoro había llorado y se había tranquilizado, Sanji se dio cuenta de la cantidad de sangre que había en el alfa, y como le había tocado alzarlo, el omega también estaba un poco manchado de sangre.

Así que le tocó bañarse mientras Zoro estaba afuera en la puerta, pues Sanji no es como si hubiera tenido muchas fuerzas en su pierna, entonces por esa razón Zoro siempre se quedó a un lado de Sanji. Algo que éste sin entender por qué, agradecía desde lo más profundo.

Pero ahora Zoro estaría en la oficina, así que Sanji por ahora debía hacer las cosas solo. Entonces, como claramente debía bañarse, se quitó la cobija que tenía encima y con su pierna temblando la colocó en el suelo junto con la otra.

Dolía como un carajo, quizás después de bañarse debía buscar una pastilla o algo para calmar el dolor, pues el dolor que tenía en la cabeza, ya se había ido. Algo bueno en medio de todo.

Con todo esto y Sanji apretando la mandíbula por la impotencia del dolor, se levantó por completo. Estando así un calambre junto con un escalofrío le recorrió la pierna. Sin importarle mucho aquella horrible sensación, dio un paso. Luego, dio el otro con su pierna adolorida, pero cuando lo hizo no pudo sostenerse y cayó por completo al suelo.

– ¿Cómo me levanto? – habló Sanji para sí mismo.

Hacer esto solo no era como lo había pensado que sería. Sanji sin rendirse pero casi al punto de desmayarse por el dolor, agarró con fuerza la cama e intentó subir, pero no estaba funcionando. Cuando nuevamente intentó hacerlo, la puerta crujió y al instante el rubio colocó su mirada en ella dejando a la vista el alfa.

–Sanji...– dijo Zoro entrando a la habitación y como si Sanji no pesara, lo cargó fácilmente hasta dejarlo sentado en la cama. – ¿Por qué te levantaste? Pudiste haberme llamado.

¿Por qué estaba aquí?

–Pensé que estabas en la oficina– explicó Sanji sobándose la pierna.

– ¿Cómo me voy a ir si en cualquier momento necesitas mi ayuda? No hay por qué preocuparse por eso, Law atenderá la empresa hasta que yo pueda ir– aclaró Zoro sentándose a un lado de Sanji.

Lo trataba como si fuera lo único que tuviera en su vida. Sanji estaba bien, es decir, sí necesitaba algo para sostenerse. Pero tampoco como para que Zoro dejara su vida en pausa para dedicarse por completo a él.

–La empresa debe ser la primera cosa a la que debes tener toda la atención– comentó Sanji volteando la cabeza para ver al contrario.

Cuando lo hizo Zoro simplemente esbozó una pequeña sonrisa y luego se levantó. Estando así estiró la mano hacia el rubio, y éste involuntariamente la tomó.

–Puede que deba estar pendiente de eso, pero tú eres más importante que cualquier cosa... supongo, que quieres ir al baño ¿verdad?

Sanji viendo fijo al contrario, asintió con cuidado mientras sentía como sus mejillas comenzaban arder. Aun así pensó que Zoro no se había dado cuenta, pues cuando recibió la respuesta del omega. Con cuidado lo agarró de la cintura, así Sanji pudo caminar mejor hacia el baño.

–Entra, si necesitas algo yo estaré aquí– dijo Zoro dejando a Sanji adentro del baño.

A lo que el rubio solo asintió y vio como Zoro cerraba la puerta dejándolo a él solo.

Por tu querer (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora