Capítulo 22

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|Zoro|

¿Dos o cuatro veces ya se habían corrido? No podría saberlo con la cama cubierta del semen de Sanji y algunas de Zoro quien llevado por la excitación se corrió en todo el cuerpo de su omega. Algo que encendía aún más a los dos.

Realmente ambos tenían buena resistencia, aunque algunas veces luego de correrse se tomaban el tiempo para tomar agua para después seguir en lo mismo, la verdad es que Zoro no se quejaba.

Aun cuando se estaba moviendo y llenando por completo al omega, era inevitable no pensar en quien había sido ese omega que había hablado con Sanji.

No pensaba en nadie, además de que si fue con alguien que estuvo, no tendría sentido porque nadie sabía que el dueño era Zoro. Aparte, que tampoco podían decir que el dueño haya llevado a un omega a este lugar, porque eso era mentira.

–Mierda.

Zoro miró al omega y éste estaba que hervía. Se detuvo y trató de colocar su mano en su mejilla, pero este lo detuvo agarrándolo y cambiando de posición.

Así Sanji salió de su verga para sentarse encima de su abdomen. Zoro sin entender quiso preguntar pero éste se acercó dejando su cuello en su boca.

–Zoro si de verdad me amas y no quieres estar con alguien más... márcame– habló Sanji dejando ver su sonrojo.

El alfa se sorprendió y se acomodó dejando a Sanji entre sus piernas, allí lo agarró de los hombros para encararlo.

Quería hacerlo, claro que quería, pero si lo hacía "las consecuencias" de alguien que no quiere al otro, sería realmente malo. Aunque Zoro amaba al rubio, aun no sabía lo que Sanji sentía, quería estar seguro para hacerlo.

–No estás pensando eso con claridad– comentó Zoro soltando al omega.

El otro no respondió, pero su respuesta fue montarse encima del alfa.

Zoro al sentir aquella divina opresión en su polla, frunció el ceño y soltó un ronco gruñido. Subió la mirada y vio como Sanji comenzaba a penetrarse por sí mismo. Quizás debía hacerlo, marcarlo para que cualquiera que lo vea sepa que ese lindo omega ya tiene alfa.

De todos modos Sanji ya le había dado permiso, aunque lo que él no sabía era que su mordida no era precisamente suave o pequeña. ¿Pero qué mejor verlo retorcerse debajo suyo mientras lo marca?

El alfa llevado por el placer que su lindo omega le daba, quiso hacerlo mejor. Así que agarrando la cintura del contrario cambiaron de posición dejándolo en la cama. Allí Zoro sacó su polla para luego arremeter por completo a su omega.

– ¡Ah Zoro... sí así!

Éste comenzó con las embestidas frenéticas sin dejar que Sanji dejara de gemir por un solo segundo, donde con cada metida sentía que su mundo se desvanecía y volvía a reaparecer para luego derretirse por la calidez que el trasero de Sanji tenía.

Viendo como lo agarraba del cuello mientras con sus ojos hacia arriba gemía y claramente haciéndolo intencional tenía su cabeza a un lado dejando su cuello descubierto, donde allí Zoro pondría sus dientes.

Estaba a punto de hacerlo, pero quería que Sanji se lo pidiera otra vez entre esos lindos y lascivos gemidos. Así que para no alargar tanto el momento de hacerlo, las penetradas fueron a un ritmo fuerte donde sabiendo su lugar mágico lo golpeó sin parar.

Mientras más lo hacía, más ese lugar se volvía estrecho y caluroso. Era divina aquella sensación de estrechez y donde Sanji le aruñaba la espalda, dejando al rato sentir como algo salía de allí, claramente era sangre.

Por tu querer (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora