Prólogo.

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                             Antes de todo:

Pov Maylin.

Llevé con el chofer a mis hijos para que los lleve hacia el jardín después del desayuno, suspiré profundamente cuando finalmente pude estar sola. Mi corazón se sentía tan pesado que me costaba fingir estar tranquila. Hoy era el día en que me veía obligada a enfrentar a Fabio, ese hombre que fue mi todo y nada al mismo tiempo. El mismo que estaba recluido en una prisión de máxima seguridad. Con una lista interminable de crímenes por los que había sido condenado... Las visitas estaban prohibidas. Sin embargo, había usado todas mis conexiones y mi influencia para lograr una excepción.

Estoy enloqueciendo por no poder verlo....

********

Llegué a ese lugar horrible que jamás pensé visitar, ni siquiera cuando era más joven estuve en una cárcel por conducir aunque sea ebria. Samuel, salió del auto junto con otros guardias, me abre la puerta con amabilidad.

Maylin: Gracias. (Él me habla en tono suave).

Samuel: ¿Necesita compañía? (Fruncí el ceño fingiendo no entender la insinuación) Me refiero a que, si va a poder hacerlo sola, señora (Su tono era una preocupación obvia, Samuel es mi hombre de confianza junto con Torres...) ¿Señora? (Me sentí incapaz de poder hablar porque sabía que mi voz saldría quebrada, solo asentí mirándolo con seguridad) Bien... vaya con mucho cuidado.

Después de pasar por una revisión exhaustiva de dos horas, me llevaron por varios niveles de celdas en un ascensor hasta el último piso, cada paso en ese último pasillo resonaba con un horrible eco que chocaban sobre los muros grises, era.... como el final del mundo, no se escuchaba nada más, obviamente aquí se encontraban los peores criminales, pero... ni siquiera son capaces de ser escuchados por los gruesos muros.

Finalmente, llegamos a una sala, la habitación era totalmente en blanco con algunas cámaras, había una mesa atornillada al suelo y... las sillas también eran fijas,

frente a una mesa. Me senté a esperar a Fabio. Cuando vi a Fabio entrar por esa puerta de metal... mi corazón se encogió. Fabio estaba encadenado como un animal, con una máscara que apenas me permitía verle el rostro, estaba pálido con su cabello desordenado, sus antebrazos tenían signos de constantes abusos. Su mirada se encontró con la mía, y por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Respiré hondo, tratando de mantener la calma. Sentí un nudo en el estómago, un dolor profundo e indescriptible, mis manos empezaron a temblar mientras intentaba controlar mis emociones. Y el.... en cuanto me vió, sonrió con ilusión y alivio. Trató de moverse en mi dirección, pero los guardias lo apuntaron, forzándolo a quedarse quieto.

Los dos deseábamos abrazarnos, pero... sé que ahora más que nunca tengo que verme firme.

Maylin: Necesito hablar con él a solas... (le hablé a los guardias cuando noté que no tenían intención de irse) ahora mismo... (Los guardias no responden, como si no me hubieran escuchado.) Así estaba acordado. De todas formas, todo es grabado y vigilado, ¿no? (Aish!! que fastidio. Los guardias intercambiaron miradas, pero uno de ellos se adelantó, entregándome unos documentos).

Guardia: Es por su seguridad. Puede intentar algo (leí rápidamente los documentos, un acuerdo que me hacía responsable de cualquier cosa que sucediera. Suspiré y firmé con rapidez).

Maylin: ¡Qué exageración, por Dios...! (Los guardias se retiraron lentamente, luego de sentar a Fabio, y ... . ahora más cerca, me miró inclinándose hacia mí con una mezcla de amor y ternura).

Otra historia mal contada...[Editando].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora