Hola me llamo Oliver tengo 19 años, soy el Príncipe heredero del reino rubí, y nací con la mala suerte de ser un Omega masculino. Desde hace años nos pintaron como débiles, todos tienen el estereotipo de que sólo servimos para engendrar niños de san...
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° Oliver °
Cada uno de nosotros estaba sentado en nuestros asientos designados, me sentía incómodo y no era el único Henry se encontraba igual, al parecer el también noto que de varios de la corte nos observaban, el ambiente había estado tenso asta que mi madre decidió romper aquel silencio abrumador.
— ¿se podría saber por qué la corte quería vernos?—pregunto con un tono de voz neutro.
— claro reina Isabella — respondió el mayor de la corte — la razón de nuestra visita es porque queríamos informarles que su hijos Oliver y el príncipe Henry han sido los mejores resultados de los exámenes imperiales— oh no...
— esa es una noticia maravillosa — dijo la madre de Henry con una sonrisa en el rostro —pero supongo que para que puedan hacer la última prueba deben estar casados los dos ¿no?— okey se jodió.
— exacto reina Bianca, tienen un mes para comprometer a sus hijos con algún Omega en el caso de el príncipe Oliver un alfa— yo y Henry cruzamos miradas para, después girar a ver a mi madre en busca de ayuda. Mi madre permaneció callada unos segundos más asta que por fin decidió hablar.
— eso no será necesario, ya que ellos dos se acaban de comprometer— el lugar quedó en silencio total, al parecer nadie se esperaba eso.
— eso es verdad prin-
— sí — Henry fue el primero en hablar — justo el día de ayer le pedí matrimonio al príncipe Oliver—
— bien en ese caso no se necesita una última prueba— hablo uno de los de la corte
— eso parece- dice con ligero fastidio
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habían pasado unas horas, después de el almuerzo con la corte les tuvimos que explicarle a la familia de Henry sobre nuestro compromiso, y Henry tuvo que explicarles porque no les habia contado nada antes. después
de que explicara todo por fin nos dejaron ir. suspire pesadamente.
— eso fue agotador — dije con fastidio
—si que lo fue — dijo el con ligero fastidio —pero fue mi culpa por no contarle mis planes antes a mi madre —
caminamos por unos minutos sin un rumbo simplemente intentando despejar nuestras mentes.
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