Prologo

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Otto Hightower caminaba apresurado y con un semblante preocupante hacia la habitación del rey.

Al llegar, pudo verlo, Viserys yacía sentado haciendo su maqueta, muy alegre puesto que había escuchado que la reina había entrado en labor de parto.

-Otto, escuche las noticias, la reina está en labor de parto.

-Asi es su majestad, de echo... Ya nació.

-Y bien? Todo salió bien?

-Bastante bien su majestad, fue una mujer.

-Otto, lo dices cómo si nacer mujer fuera el mayor pecado.

Otto solo calló, no quería decir nada y no tenía el porqué, pero la vergüenza de lo que había echo su hija, era imperdonable para él mismo.

Pero Viserys hizo caso omiso a la actitud de Otto y se encaminó a la habitación de la reina, estaba emocionado, no hace mas que solo un año, su hija Rhaenyra había tenido a su primer hijo y se esperaba que en poco meses tuviera a su segundo.

Todo marchaba bien para el rey, en su mente repasaba e imaginaba cómo sería su hija, una mujer, se imaginaba a una bebé de cabello plateado y ojos azules, ya sabía perfectamente que huevo pediría poner en la cuna de la nueva princesa.

Sus sueños fueron destruidos al momento de ver a la princesa, si, era una mujer, pero no de cabello plateado, si no que de cabello oscuro.

Viserys tomó a la princesa y miró a Alicent con una sonrisa.

-Muy bien esposa mía, le has dado a este reino una nueva princesa.

-Viserys... Yo...-

Viserys interrumpió a Alicent y siguió mirando a la bebé.

-Te llamarás Alyssa, tal y como se llamaba tu abuela, pediré que un dragón de la nidada de Syrax sea puesto en tu cuna.- Miro a Alicent quien yacía de vergüenza en la cama. -Es tuya Alicent, Alyssa es solo tuya.

Y sin más, dejo a la pequeña en brazos de su esposa y salió con una sonrisa.

Y tenía razón, Alyssa era solo de Alicent, pero, la vergüenza carcomía a la reina.

Los rumores no tardaron en llegar a todos los oídos del reino, "la princesa era bastarda", era lo que se habló por años hasta que cesaron un poco.

Los años pasaron y Alyssa se había vuelto una niña de cabello rojizo, piel blanca lechosa y unos ojos color azul. Lamentablemente, los rumores seguían a Alyssa por donde fuera que caminara puesto que mientras crecía, su parecido con Sir Criston Cole era más que notorio y sin contar que su huevo se había roto antes de tiempo en la cuna, un punto más a su favor de quienes le llamaban bastarda.

Pero eso no le importaba a Viserys, para el rey, la joven princesa era la princesa de sus ojos, la niña lo seguía a donde fuera, aún cuando el rey tenía que escuchar las peticiones de los súbditos, Alyssa estaba a su lado.

Viserys escuchaba los rumores pero sabía cómo contestar a todos ellos, "Su huevo se rompió" ah, eso no importaba, ya que el huevo de Aemond también se había roto. "No tiene el cabello plateado distintivo de los Targaryen", bueno, tampoco los hijos de Rhaenyra, pero ellos eran Targaryen, la naturaleza actuaba de una manera tan extraña ante los ojos de Viserys.

A Viserys no le importaba que la princesa se pareciera más al guardia personal de su esposa, Sir Criston Cole, por supuesto que no, para Viserys, Alyssa era su hija, era suya y de su esposa.

Alyssa por otra parte, amaba pasar el tiempo con sus sobrinos Jace y Luke Velaryon, bien decia la gente "Los bastardos se juntan con los suyos", eso no le importaba a Alyssa o más bien, cuando pasaba tiempo con sus sobrinos no le importaba, pero cuando estaba con sus hermanos, que los dioses la salvaran, odiaba no parecerse a sus hermanos y mucho más no tener dragón.

Por su mente pasaba que aunque no tuviera dragon, si al menos hubiera sacado el cabello plateado de sus hermanos, eso no la haría sentirse menos Targaryen.

Pero las cosas eran claras, Alyssa era y será siempre una bastarda.

Alicent a penas y la podía ver, la vergüenza la carcomía y cuando la tenía cerca era aún peor. La amaba, por supuesto que si, la niña era suya, no del reino, sino que de ella, pero la culpa podía más.

Sir Criston Cole por otra parte, amaba ver a la niña, verla crecer era algo maravilloso, pero odiaba cuando estaba con los hijos de Rhaenyra, era como verse a él mismo cuando cayó ante la heredera. Y más de una vez se había llevado a la niña lejos de los bastardos de Rhaenyra.

Otto la aborrecía, no podía verla y siempre trataba de mantenerse alejado de la niña, aún cuando ella llevaba su sangre, eso no le importaba, por que para él, la niña era producto de la deshonra de su hija.

Otra cosa que amaba hacer Alyssa era pasar el tiempo con su media hermana, Rhaenyra, oh como lo adoraba, la joven podía pasar horas y horas con su hermana, escuchando y aprendiendo cosas nuevas con ella.

-Que crees que sea?.- Alyssa pregunto mientras veía a Rhaenyra sentándose con cuidado.

Era su tercer embarazo de Rhaenyra y eso implicaba la preocupación de saber si saldría con el cabello oscuro o esta vez si saldría con el cabello plateado.

-Personalmente, desearía que fuera una dulce niña, pero, no me molestaría tener un tercer varón.

-Yo también espero que sea una mujer, así tendré con quien jugar.

-Que no te diviertes con los chicos?

-Si! Claro que me divierto, pero, ellos pasan más tiempo con sus dragones que conmigo.

-Ah, es la emoción de los dragones, déjalos un tiempo.

Alyssa quería tener ese sentimiento, quería pasar horas y horas con su dragón. Pero era claro que ese sueño jamás se cumpliría.

Pero lo que si deseaba que se cumpliera, era algo que venía pidiendo desde años atrás. La pequeña princesa había deseado a los dioses que la casarán con el primogénito de Rhaenyra, la joven ya había declaró que se casaría con el niño de cabello oscuro y rulos, desde que tiene memoria.

Jacaerys Velaryon.

Con él quería casarse Alyssa y soñaba cada noche en cómo sería su boda con el niño.

Un bastardo digno para una bastarda.

¿No?

My Blood | Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora