I. Isabelle y Pierre Boucher.

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Todo comenzó cuando ambos jóvenes se conocían desde la escuela, y entre ellos parecía haber alguna química, más por parte de ella.

-¡Vamos Isabelle, acércate a él, basta de timidez! -le insistió una amiga.

-¿En serio crees que va a notarme? -preguntó nerviosa.

-¡Deja de dudar y ve! -siguió. Isabelle suspiró reuniendo valor para finalmente acercarse.

-Ho-hola Pierre... -lo saludó tímidamente.

-¡Ah, hola!, tu nombre es Isabelle, ¿no? Te he visto en el mismo salón, hace mucho que quería hablar contigo...

-S-Sí, así me llamo. -Sonrió, la había sorprendido-. ¿Y de verdad... querías charlar conmigo?, ¿por qué?

-No lo sé... me pareces alguien muy interesante y quería invitarte a salir, puede que suene muy directo pero ya que estás aquí, puedo decírtelo ahora.

-¡Me encantaría!, digo... sí, estaría bien...

-De acuerdo. ¿Estás libre esta noche?

-Claro, puedo darte mi dirección... -Tomó un papel y la anotó para acto seguido entregárselo.

-¡Gracias!. Te recogeré a las 8.

-Nos vemos -se despidió y regresó con su amiga.

-¿Acaso vi que le diste una nota? -preguntó ésta, Isabel asintió tímidamente y con una sonrisa-. ¡Perfecto!, llegaré con tiempo a tu casa para alistarte.

-Te lo agradezco mucho amiga... Aún no puedo creer que voy a salir con el chico de mis sueños...

-Tú tranquila, te dejaré muy linda y te la pasarás bien. Ahora hay que volver a clases, están por comenzar -mencionó la otra y se dirigieron a su salón.

Más tarde, salieron de la escuela e Isabelle se apresuró con sus pendientes, además, había algo que le faltaba... pedir permiso a su madre.

-Ah, mamá... -llamó su atención, aquella estaba preparando una pequeña merienda.

-¿Qué sucede hija?

-Yo... eh... ¿Puedo salir esta noche?

-Tú no sueles salir tan tarde, ¿a qué se debe? -preguntó extrañada.

-Oh, pues... tengo un amigo y... quería salir con él un rato... -Su madre se detuvo y la miró.

-¿Qué te dije de salir con desconocidos?

-¡Pero mamá, él me agrada mucho!

-Te gusta, ¿no es así? -La joven se puso nerviosa.

-¡Sí!. Por favor mamá, nada más un rato... -rogó.

-Escucha, los chicos sólo quieren una cosa: acostarse con tantas mujeres se les cruce en el camino. Si puedo voy a encerrarte en la casa con tal de que tu reputación esté intacta, porque en cuanto lo hagas con un patán no tardará en dejarte como una urgida frente a sus amigos. Mientras ellos lo verán como un logro, a nosotras nos tratan de lo peor y ahora más que falta poco para que cumplas los diecisiete. Quiero protegerte, entiende...

-¡Mamá, eso no será así!. ¿Qué no confías en mí?, ¿me veo tan ingenua? -cuestionó molesta. En eso escucharon tocar la puerta e Isabelle atendió.

-¡Ah hola! -saludó a su amiga, había llegado en el momento oportuno.

-¿Qué tal?, ¿comenzamos? -preguntó y entró a la casa.

-Hola, chica, ¿vienes a visitar a Isabelle? -cuestionó la señora.

-Vine para dejarla bella para su cita.

Secretos del Bosque: Relatos Inéditos. "Los hermanos Boucher"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora