-¿Qué quieres?- dije con tono frío y distante, era muy tarde ya y la verdad no tenía ganas de cachondeo a esta hora. Además, estoy cansada.
-No deberías de haberte escapado- dice devolviéndome el tono frío
-Pues lo he hecho
-Si yo no te hubiera encontrado, ¿Qué crees que habría pasado?- No me lo esperaba. Quien diría que uno de los hijos del integrante más famoso de la mafia se preocuparía por alguien- Joder Jenna... ¿No entiendes que podría haberte pasado algo? Mierda- esta última frase lo dice con un tono un poco agresivo y esta muy cabreado. Me mira como si me asesinara con sus ojos y eso hace que se me ponga la piel de gallina- Responde
-Perdona, yo...- no sé qué decir, me he quedado en blanco, la verdad he sido muy imprudente y no he pensado, pero ese hombre no estaba en mi plan. Y esta noche estaría en mi casa de no ser porque el capullo de mi hermano me ha dejado en manos de una mafia- Lo siento pero entiende que no quería estar aquí, quería estar en mi casa y me escapé, yo...
-No es excusa Jenna, joder ¿es que acaso no piensas? Eres muy imprudente, si no hubiese estado yo te hubieran hecho cosas que no quiero ni imaginarme, ¿no lo entiendes?- esta vez me esta gritando y no voy a tolerar eso. Me levanto y me dirijo hacia el con cara amenazante y cuando estoy lo bastante cerca para que me oiga, estoy dispuesta a gritarle yo también
-Que sepas que no tienes ningún derecho a gritarme y tampoco hace falta que te preocupes por mi, se cuidarme sola
-Si, ya lo veo
-Eso ha sido una excepción, pero no quiero que me des la lata por haberme escapado. Preocúpate por tus cosas y déjame en paz
Cuando acabo de decirle se acerca lentamente a mi y yo retrocedo, en verdad estoy cagada. Con él nunca se puede deducir lo que te va a decir. Mi espalda choca con la pared y bajo la cabeza. Él no ha desviado ni un segundo la mirada de mi, su mirada esta fija y puesta solamente en mi
-Si yo no te hubiese salvado ya estarías muerta, como tu padre- No lo soporto más y le doy una bofetada. Su cabeza se desvía y veo que le he dado muy fuerte. Me llevo las manos a la boca por que creo que la he liado bastante, ahora si que estoy muerta. Es verdad que mi padre fue una persona horrible, hasta el punto de querer verlo muerto en varias ocasiones; pero cuando mi padre murió me dolió. Y no entiendo por que, lo odiaba pero no esperaba verlo muerto un día cualquiera.
Él gira la cabeza lentamente en mi dirección y antes de poder reaccionar su mano está en mi mejilla con suavidad y sus labios cernidos sobre los míos. Abro los ojos como platos ante tal acto, nunca he besado a nadie pero, se siente bien; y eso que le acabo de pegar. Con lentitud y suavidad se despega de mi y me da la espalda para irse por la puerta. Yo querría que hubiese durado más. Tengo la respiración agitada y los labios un poco hinchados. El corazón me va a mil por hora y creo que a lo mejor no llego a mañana
-¿Ya está?- pienso en voz alta y me doy cuenta que a lo mejor lo he provocado para hacer otras cosas que se me han venido por la cabeza durante el beso.
-Si sigo, no pararé y necesitarías una silla de ruedas para andar mañana, princesa- Tras decir eso se me quiebra la voz y me sonrojo a un nivel que estoy segura que parezco un tomate. Sigue caminando hacia delante y cierra la puerta dejándome sola en la habitación.
Cuando se ha ido suelto todo el aire de mis pulmones que hasta ahora no me había dado cuenta que lo tenía acumulado. Me dirijo hacia mi cama y me tumbo en ella de un salto. Dios mío, siento que en algún momento se me va a parar el corazón. Poco a poco voy recuperando mi compostura y respiro respiro hasta que vuelvo a la calma. Me tapo con las sábanas y me quedo abrazando una almohada. Poco a poco se me van cerrando los ojos y a pesarme todo el cuerpo por la falta de energía que me la he dejado en los labios de Jack.
ESTÁS LEYENDO
La Rosa Negra
Любовные романыEl primer libro de una trilogía romántica llamada El Jardín. El libro contiene escenas explícitas y no apto para menores de 21 años. Este Dark Romance obsesionará a todo el que lo lea. Una vez empieces, no podrás parar.