Mala imagen

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Era muy normal que nadie le hubiera dicho a Taehyung acerca de los problemas de Jimin y la repentina partida de su hogar. Él había estado de viaje en esas semanas así que cuando volvió, la noticia ya había pasado de moda. Además no era algo que la gente anuncia a los amigos cuando los ve, porque no se supone que sepan o se preocupen por lo que pasa en la vida de un omega de compañía.

Jimin era ciertamente bello, muy solicitado y por tanto esto que le sucedía era del conocimiento de todos sus amantes. Uno se lo contaba al otro y así sucesivamente. Cada uno intercambiando recuerdos respecto a él, pero sin que el conocimiento de sus problemáticas empañara su visión con una sola lágrima o un verdadero sentimiento de congoja por el porvenir de aquel que les había hecho gozar. Esos sentimientos no se tenían hacia alguien como Park Jimin. 

Aunque Kim no se encontraba en la lista de sus asiduos amantes y ninguno de los objetos en la casa había sido algún regalo suyo. Él le tenía más piedad y se dedicaba a pensarlo, más de lo que tal vez se merecía. Recordaba haberlo visto con frecuencia paseando por la orilla del Río Han. Jimin se bajaba de un mini Cooper azul con un aire de distinción poco común y dejando a la vista su belleza excepcional aunque trataba de pasar lo más desapercibido cubriendo su negro cabello con una gorra, usando lentes oscuros y vestido de una forma sencilla. De vez en cuando se encontraba con gente conocida y sonreía; la sonrisa más bella que Taehyung haya visto jamás. 

Todas esas imágenes de las que había sido testigo a lo lejos pasaban por su cabeza y hacían que el infortunio de ese joven le doliera y es que para él era imposible ver una belleza más encantadora que la de Jimin. 

Tenía una buena estatura para omega, delgado, cabello negro, ojos del mismo color pero con una luz hermosa; cargados de coquetería así como inocencia cuando desaparecían al sonreír. Una tez impoluta, rosadas mejillas, una nariz fina que contrastaba con sus pomposos labios de un tono rojizo y que se abrían con gracia sobre unos dientes blancos. Era realmente asombroso cómo a pesar de su ardiente vida, su rostro conservaba una expresión infantil y virginal. 

Jimin asistía a todos las premieres, todos los eventos de alta moda, conciertos, ballet, teatro. Siempre que algún artista presentaba algo nuevo era seguro verlo ahí con dos cosas que no lo abandonaban jamás, un bolso Chanel y un ramo de flores. 

Si el evento era los primeros días del mes, las flores eran blancas y el resto del mes rosas. Nadie sabía la razón de aquella manía pero todos lo habían notado. Tanto es así, que su florista lo llamó el Omega de las flores y con tal sobrenombre se quedó. 

Taehyung había sabido además, como todos los que en Seúl se mueven en esos ambientes, que Jimin había sido querido de los jóvenes más ricos de la capital, que lo decía abiertamente y ellos mismos estaban orgullosos de ello, lo que mostraba que tanto amantes como omega estaban contentos con ese juego. 

Sin embargo, hacía unos tres años a raíz de un viaje a Jeju que se decía vivía con un alfa extranjero enormemente rico, que había intentado apartarlo lo más posible de su vida galante y él al parecer había accedido. En ese respecto se sabía lo siguiente: 

En ese tiempo, Jimin se había sentido enfermo y los doctores le recomendaron que buscara relajarse en una clínica privada en las paradisiacas playas de Jeju. Allí, entre los enfermos estaba el hijo del señor Wang, el cuál se parecía a Jimin, a tal grado que podrían haber pasado por hermanos. Ambos omegas se habían llevado muy bien pero al poco tiempo el chico había fallecido por el grado avanzado de la enfermedad que lo aquejaba. 

Una mañana Jackson Wang seguía en Jeju tras haber sepultado a su hijo y con él una parte de su corazón. De pronto, le pareció haber visto a la copia fiel del que yacía bajo tierra y dirigiéndose al chico lo abrazó y besó sin preguntarle quién era. Jimin le dijo su nombre y que si bien había conocido al finado, no era él; pero el señor Wang que estaba destrozado le imploró permiso para verlo y amarlo como había hecho con su hijo a lo que Jimin aceptó por haberse sentido totalmente conmovido por el dolor del padre. 

En Jeju, había gente que lo conocía y ellos fueron a advertir al señor Wang sobre la forma de vida del omega. Fue algo duro para él, pero ya era tarde. El joven se había convertido en su razón de vida así que no le hizo ningún reproche pero le preguntó si podría ser capaz de cambiar de vida y él se lo prometió. 

Una vez pasado el verano, Jimin se había reestablecido de su enfermedad y regresó a Seúl acompañado de Jackson. El omega se volvió a establecer en aquella casa de Seocho-gu junto con el señor Wang, pero él iba y venía pues sus negocios en China demandaban su atención. 

Así, continuaron con aquella relación cuyo verdadero motivo la gente desconocía pero que no tardaron en armarse toda una historia turbia al respecto. Era despreciable como Park Jimin había ahora engatusado a un millonario empresario treinta años mayor que él solo para sacarle dinero. El colmo del libertinaje. 

La promesa que había hecho al señor Wang había sido algo difícil de cumplir. El joven estaba acostumbrado ya a la vida que llevaba, las salidas en la noche, el alcohol, los alfas entre sus piernas y le pareció que su soledad lo haría morir de aburrimiento. Su forma de vida anterior lo llamaba como si fuera un demonio que lo animaba a pecar. 

Añadido a esto, Jimin había vuelto de aquel viaje mucho más bonito que antes. Ya tenía veinte años, una edad donde los omegas se volvían por demás tentadores al estar alcanzando su punto máximo en el desarrollo y despertaba deseos de los alfas amigos de su mentor cuando lo visitaban. 

Así pues, Jackson se enteró un día de que cuando Jimin estaba seguro de que él no estaría en el país, recibía visitas y estas se prolongaban hasta la mañana siguiente. Cuando lo interrogó al respecto, él confesó todo y pidió que dejara de ocuparse de él porque no podía serle fiel a su promesa y no deseaba seguir recibiendo los beneficios de un hijo siendo que lo estaba engañando. 

Jackson Wang no apareció en una semana, el chico supuso que había entendido que debía dejarlo seguirse pudriendo en la vida desenfrenada que llevaba, pero al octavo día regresó para suplicarle al omega volver a admitirlo, prometiendo él aceptarlo tal cuál era, sin hacerle ningún reproche con tal de poderlo ver y seguir siendo parte de su vida. Jimin aceptó y así habían estado por unos tres meses más. 

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Oh si gente. Creo que esto va tomando pista bastante bien. ¿Ustedes qué opinan? 

En otras noticias, espero hayan podido comprar sus boletos para I'm still y sus cajitas de los BT21. Yo ya no encontré de mis bias nuevamente, pero el Koya que elegí está bonito, igual había de Shooky y RJ pero Chimmy y Cooky habían volado. 




El omega de las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora