Capitulo 31

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Narra Adele
Abro la puerta y me encuentro con Rich, se veía un poco triste.

R- hola mi amor

A- hola

R- puedo pasar?

A- no

R- por qué?

A- por qué Rich? No te hagas el que no sabes

R- perdóname mi amor

A- yo no tengo nada que perdonarte, solo quiero estar sola en este momento así que te agradecería que te fueras por dónde viniste

R- no me voy a ir mi amor, necesito que me perdones

A- te estoy pidiendo de buena manera que te vayas en este momento, necesito un momento a solas

R- amor pero yo quiero estar contigo y explicarte

A- yo no quiero que me expliques nada ahora, ya te dije que quiero estar sola, te retiras de mi casa por favor

R- ok ya entendí, está bien amor cuando estés dispuesta a escucharme me llamas

A- si ok, adiós

El se fue y yo cerré mi puerta para devolverme al jardín, verlo me devolvió todos los recuerdos de ese momento, ahora tengo más ganas de llorar que antes. Llegó al jardín y me siento en medio de mis amigas y mis lágrimas comenzaron a salir automáticamente. Ellas me abrazaron rápidamente sin preguntarme nada y se los agradecí de corazón, pasamos un rato así, solo abrazadas mientras se escuchan mis sollozos, un rato después logré calmarme y volver a mi respiración normal

V- te ves mucho mejor amiga

A- Si ya estoy un poco mejor amigas, gracias por todo lo que hacen

L- para eso estamos amiga, para ayudarte en los peores momentos

Pasamos unas horas juntas con Angelo, fuimos a comer helado. Después de disfrutar del helado con mis amigas, Angelo y yo regresamos a casa. Él estaba agotado, y yo también. El día había sido largo, lleno de emociones que todavía no lograba procesar del todo.

An- Mamá, estoy muy cansado
Me dijo Angelo mientras entrábamos a la casa, arrastrando los pies.

A- Lo sé, amor. Vamos a descansar.
Le respondí, acariciándole el cabello.

Le ayudé a ponerse el pijama y se acurrucó en su cama. Después de asegurarme de que estaba cómodo, me fui a la mía. Apenas me tumbé, el sueño me venció, y todo lo que había pasado ese día quedó temporalmente en pausa.

...

Pasaron unos días en los que intenté distraerme con Angelo y mis amigas, pero la conversación pendiente con Rich rondaba siempre en mi cabeza. Sabía que no podía evitarla para siempre, y esa sensación crecía cada día. Una mañana, mientras Angelo jugaba en la sala con sus juguetes, mi teléfono comenzó a sonar. Al ver el nombre de *Amor* en la pantalla, mi corazón dio un vuelco. Dudé en contestar, pero sabía que era algo que no podía seguir aplazando. Tomé una respiración profunda y deslicé el dedo para contestar.

A- Hola, Rich
dije con voz neutral.

R- Hola, amor. ¿Cómo estás?
su voz era suave, como si temiera romper algo frágil entre nosotros.

A- Bien, ocupada con Angelo
respondí, intentando no mostrar demasiadas emociones.

R- Me alegra que estés con él... Yo he estado pensando mucho en todo. Sé que me pediste espacio, pero siento que ya es momento de que hablemos. De verdad necesito explicarte lo que pasó, amor.

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