𝒮𝒶𝒷𝓇𝒾𝓃𝒶 𝒫𝑒𝓉𝓇𝑜𝓋𝒶 [en proceso]

𝖙𝖜𝖔-𝖒𝖎𝖘𝖎ó𝖓 𝖎𝖒𝖕𝖔𝖘𝖎𝖇𝖑𝖊.

Narra: Klaus.

El amor de mi vida siempre fue Sabrina, desde que la conocí me encanto su simpleza y su belleza, ella es tan natural, tan perfecta.

Pensaran que solo la amo por sus partes buenas y su gran amabilidad y bondad, pero no. Yo también conocí su lado malo, el lado que todos odiarían de ella, ella solo lo saca conmigo, eso es lo que me encanta, con el mundo luce su radiante ser y conmigo saca su verdadera cara, su oscuridad.

Ella cree que eligió a Elijah, porque le dio lo que siempre quiso, paz. Yo claramente no le di eso y se alejó. O sea, si hice cosas para que se alejara, pero en parte no fue mi culpa.

Yo la engañe con su hermana, si se preguntan, no, nunca me gusto Katerina, pero era él Doppelgänger, tenía que seducirla para tenerla, esa era la única manera, Sabrina nunca lo entendería y por eso empezó a verse a escondidas con mi hermano, cuando lo descubrí ya habían escapado. No trate de buscarlos porque quería dejar que viviera unos años felices, que se que mi hermano le daría.

Estaba desesperado, necesitaba saber de ella y no podía más, así que los busque. Deje que ella escapara con la condición de no ver nunca más a mi hermano, Elijah la siguió buscando, obviamente, pero yo estaba un paso adelante, muchas personas me sirven y las mandé a que cuidaran de ella, hasta este momento.

Nunca llegue a pensar volver a vivir este preciso momento.

–necesito que me hables. Estoy algo aburrido y estas muda, ni siquiera comes.

–No soy tu payaso. –es tan linda conmigo.

–¿Como te han ido estos años sin mi?

–Los mejores años de mi vida. –yo se que miente, la conozco tanto.

–Pues no te creo. Sabes, estos años me han contado tantas cosas de ti.

–¿Que te han contado?

–Has estado con muchos hombres... y mujeres. –Ella largo una carcajada, me hizo sonreír, estaba logrando hacerla sentirse bien conmigo de nuevo.

–Que buen chiste. Yo también me he enterado cosas de ti. –alce una ceja y ella sonrió.

–Cuéntame.

–Que has pensado mucho en mi. – ella ladeó su cabeza con una sonrisa ladina, hizo que yo hiciera el mismo gesto.

–Eso es cierto, demasiado.

–Yo también he pensado en ti.

–¿Y en que has pensado?