ii. cruzar la línea

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ii. cruzar la línea

Eunseok se llevó la fresa entera a la boca y no tuvo la delicadeza de terminar de masticar antes de hablar.

—¿Y sólo se fue?— preguntó.

Wonbin reprimió el impulso de cerrarle la boca con los dedos. Era un gesto demasiado íntimo, que no quedaba bien en el ambiente en el que estaban. Sungchan y Shotaro comían sin intervenir.

—Sí— contestó Wonbin, usando el tenedor para separar un poquito de pastel en su plato—. Bueno, no.

—Decídete— ordenó él.

—Se quedó... y luego se fue.

—¿Cuánto tiempo se quedó?— preguntó Sungchan, hablando por primera vez desde que habían llegado al café.

Había tan pocos clientes que Shotaro se había permitido un pequeño descanso para comer con todos. Era por la tarde, y la mayoría de estudiantes, los clientes habituales, estaban ya en sus casas haciendo los deberes. En el lugar, además de ellos, una pareja de ancianos estaba sentada en una de las mesas más alejadas. Estaban tan viejos que ambos se parecían entre sí.

—Se quedó el tiempo suficiente— respondió Wonbin, evasivo. A Shotaro no le gustó.

—Sólo dinos si te acostaste con el crío o no. ¡Cuánto problema para confesar un error en tu perfecta vida!

No por primera vez en toda la conversación, Wonbin se arrepintió de haber tocado el tema de Anton. Ya habían pasado un par de días desde ese fatídico día en el que lo había dejado entrar a su casa y, tontamente, había intentado llevarlo a la cama. Todavía ahora se preguntaba qué había pasado por su mente en ese momento en que se acercó al pobre chico que temblaba, en su cocina.

—Bien, se quedó el tiempo suficiente para dejarme con un charco de agua en el suelo de mi cocina que tuve que limpiar, por cierto; un café frío y una erección. ¿Ha sido suficiente?

Shotaro se soltó a reír, su carcajada ruidosa llenó todo el lugar. Eunseok le siguió, aunque intentó ocultar su carcajada metiéndose un gran bocado de pastel. Sungchan se quedó mirándole con una expresión casi distraida.

—¡No se acostó contigo!— repitió Shotaro, entre risas. Por la forma en la que se reía, parecía el chiste más gracioso sobre el planeta.

—No— suspiró Wonbin, tratando de no molestarse—. Se detuvo antes y salió corriendo como si le estuviese apuntando con un arma.

—No le estabas apuntando con un arma, pero un pene puede ser algo parecido.

—Shotaro, estamos comiendo, mierda.

—Eunseok, lo que pasa es que eres un amargado.

Antes de que pasara a mayores, Wonbin decidió continuar con su historia. Al menos los podría mantener ocupados, lejos de temas que podrían ser peligrosos.

Bajo la Lluvia  ⸢Wonton⸥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora