Wonbin lleva años siendo seguido con ese chico en su uniforme escolar, él ya forma parte de su rutina, un día gris fue la excusa perfecta para notarlo bajo la lluvia.
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v. wonbin antes que sohee
Al día siguiente, Anton lo detuvo en la salida del café de Shotaro. Lucía incluso más horrible que él, después de su noche sin dormir.
—Hola, Anton— saludó, rodeándolo.
Como esperaba, el chico lo siguió.
—No me abriste ayer.
—No regresaste— respondió Wonbin—. Dijiste que regresarías.
—Sohee y yo nos quedamos jugando LOL un rato y ya era muy tarde cuando me di cuenta. Tuve que regresar a casa— explicó Anton, tan veloz que las palabras se enredaron—. ¿Por qué no me abriste? Esperé toda la tarde.
—No estaba ayer en casa.
—¿Dónde estabas, entonces?
—En casa de Shotaro. Dormí con él.
Después de decirlo, Wonbin notó que podía malinterpretarse.
—¿Con Shotaro?— repitió Anton, en un tono apagado— ¿Con Osaki Shotaro?
Wonbin intentó no reaccionar ante el nombre completo. ¿Cómo podía saber Anton el nombre de su mejor amigo? Luego recordó que Anton, antes de ser su amante, había sido su acosador.
—¿Por qué, Wonbin?— preguntó Anton, tan suave que casi no lo escuchó.
Sin darse cuenta, habían llegado a su casa. Wonbin sacó las llaves y abrió, pero apoyó la frente contra la puerta antes de pasar adentro. Anton se quedó detrás, todo él un desastre: corbata desarreglada, zapatos sucios, labios partidos y ojeras negras, que resaltaban demasiado en su piel pálida.
—Mira, Anton— empezó— no quieres saberlo.
—Quiero saber por qué te fuiste con él cuando sabías que yo me quedaría esperándote toda la tarde.
—No te quedaste toda la tarde, niño.
—Hasta que estaba tan oscuro que tuve que tomar un autobús porque podía alguien robarme en la calle— añadió Anton, como si no lo hubiese escuchado—. Hacía mucho frío. Podría resfriarme.
—¿Estás intentando hacerme sentir culpable?
—¿Funciona?
Quiso negarlo, pero no pudo. Asintió, esperando que Anton le pusiera las cosas más fáciles.
—¿Por qué?— repitió Anton, insistente.
—Vete a casa, anda.
—¿Por qué?
—Anton, niño...
—¿Acaso no te gusto?
A Wonbin le sorprendió lo difícil que fue responder esa pregunta.
