Sueño Eterno.

El más allá.

Alex no sabía cómo había acabado aquí ni adónde iba. Deambulaba sin rumbo por la espesa niebla, sintiéndose perdido y confuso. no sabía cuánto tiempo había pasado. Tenía la sensación de haber estado siempre en aquel extraño lugar, pero sus recuerdos estaban en blanco. Sus movimientos eran lentos y sus pensamientos confusos— un extraño estado onírico.

La niebla se retorcía y fundía a medida que él se movía; sonidos extraños y desconocidos llenaban el aire a cada paso. No fue hasta que se detuvo cuando se dio cuenta de que los sonidos procedían de la hierba bajo sus pies, que crujía suavemente en el silencio. La atmósfera era pesada y cada bocanada de aire tenía un sabor metálico y extraño.

La niebla se espesaba a cada paso, pegándose a él como una segunda piel. No podía librarse de la sensación de ser observado. Ojos invisibles ocultos en la niebla parecían seguir todos sus movimientos. No podía evitar preguntarse cómo había acabado en este mundo extraño y surrealista.

Después de lo que pareció una eternidad, la niebla se disipó, revelando más del sombrío paisaje. Sólo había hierba interminable y opaca que se extendía en todas direcciones. El cielo era gris, sin nubes, y la interminable niebla parecía tragarse el mundo, ocultando el horizonte.

Al mirar su cuerpo, se dio cuenta de que llevaba la misma ropa que Alex llevaba el día de su muerte. Su piel estaba pálida y apenas se le veían las venas. Comprobar su pulso confirmó su peor temor: él ya no estaba vivo.

'¿Es esto lo que ocurre después de la muerte?' pensó Alex, mirando a su alrededor el interminable mar gris. Sintió una punzada de tristeza, pero también una extraña sensación de aceptación. Hacía tiempo que había aceptado su destino. Al menos ya no duele.

Con un fuerte suspiro, Alex se pasó la mano por el pelo, alborotando las oscuras hebras. 'No hay vuelta atrás,' reflexionó. Alex cerró los ojos e intentó relajarse, respirando hondo. Allí de pie, pensó en su vida, en sus partes buenas y malas.

Alex recordó sus últimos momentos en el hospital. Recordó lo doloroso que fue, lo difícil que le resultaba respirar, la sensación de que la vida se desvanecía lentamente de su cuerpo. Y también del beso. Se tocó los labios y una sonrisa se dibujó en su rostro.

Lo siguiente que pensó fue en lo aburrida y solitaria que era su vida, increíblemente aburrida. Toda su vida no era más que música y arte. ya nunca tuvo un amigo, una novia, o nadie, en realidad. Excepto por su abuelo, no había nadie. Ni siquiera su madre... Era su madre, pero no sentía nada por ella. '¿Sólo... arte? Nada más que arte, huh... Suena aburrido, pero supongo que eso es lo que es.'

'Aunque... me gustaban el dibujo y la música,' admitió. 'Siempre fueron mi pasión, y me volqué en cuerpo y alma en mi arte y mi música. Aunque fuera yo, a solas en una habitación, dibujando o componiendo. Era algo que disfrutaba haciendo.'

Respiró hondo y soltó el aire lentamente. 'Bueno, supongo que podría haber sido peor. Al menos no fui malo con nadie ni nada por el estilo. No creo que nadie me odiase. Así que, eso es bueno, supongo...'

'Sin embargo, me pregunto qué hubiera pasado si hubiera hecho las cosas de otra manera,' se preguntó Alex. '¿Y si hubiera hecho amigos o, al menos, hubiera hablado con otros chicos de mi edad? ¿Y si no me hubiera dado por vencido?' pensó, frunciendo el ceño.

Sacudió la cabeza y volvió a suspirar. "Supongo que ya no importa," murmuró, metiéndose las manos en los bolsillos. "ya es demasiado tarde."

Alex abrió bien los ojos y miró a su alrededor, intentando ver si había algo más en este interminable mundo gris. El cielo gris era tan diferente del vibrante que solía conocer. 'Supongo que es hora de avanzar,' pensó, alejando cualquier arrepentimiento restante. Con eso, comenzó a caminar hacia lo desconocido.