²

62 17 0
                                    

—La buena noticia es que Yanli-Jie no está enojada  —dijo Xuanyu animándolo.

Era un peso menos el que su amigo hubiera hablado con su hermana, Wanyin en serio había estado triste de no verlo en la cena.

—La mala es que ahora todos estamos en casas diferentes —dijo puchereando.

Huaisang asintió dándole una palmada en la espalda al menor.

—Será una locura cuando nuestros padres se enteren —dijo Wanyin a Huaisang quien asintió.

No era justo, le había tocado con los cobardes. Nadie quería a Hufflepuff. Él solo sería una oveja negra ahí, todo era un error.

—No puede ser tan malo —dijo Meng Yao animando el ambiente—. Seguimos siendo nosotros, podemos vernos fuera de clase. Solo es el primer año, no podemos desanimarnos.

Yao lo hacía sonar fácil. Él pertenecía a Ravenclaw, como Huaisang que a pesar de decepcionar a su familia, él pertenecía a Gryffindor.

Él no pertenecía a Hufflepuff. Él era un Slytherin a toda regla, era ambicioso, era astuto y determinado. Cumplía con todos los ideales de un Slytherin, no tenía sentido que sombrero seleccionador lo hubiera puesto en una casa donde era un marginado.

Sus compañeros temían que él fuera malvado, los Slytherin lo creían un débil y seguramente sus padres no querrían verlo por haber manchado el nombre de la familia.

Lo único que podía hacer era estudiar. Tal vez si resaltaba en clase todos dejarían de pensar mal de él. Todos verían que él podía seguir siendo un gran mago, sería el mejor.

—Debemos ir a clase —dijo Huaisang a Wanyin levantándose del patio donde los cuatro estaban sentados.

Wanyin se levantó decidido a hacer de esa clase la mejor. Tendría a su amigo a su lado, no tenía razones para pasarla mal.

Al llegar al salón todos los Gryffindor y Hufflepuff voltearon a verlos. Los ignoraron y se sentaron uno al lado del otro.

Podía escuchar los susurros, como ellos murmuraban sobre el que esa no era su verdadera casa. Wanyin quería darse vuelta y enfrentarlos pero sabía que eso podía traerle mayores problemas. Tenía que ser más astuto y solo ignorarlos.

—Deberían dejarlos en paz —ambos voltearon donde un Gryffindor los había defendido.

El chico era alto, con mejillas esponjosas y el cabello desprolijo.

A pesar de que para Wanyin parecía un niño pequeño todos le hicieron caso y dejaron de murmurar. El chico sonrió satisfecho.

—¿Quién es? —susurró a su mejor amigo quien abrió los ojos sorprendidos.

—Es Wei Wuxian —dijo obvio.

Wanyin abrió los ojos con sorpresa. Los Wei eran una familia de magos poderosos. Tal vez incluso más que la suya.

—Pensé que luciría diferente —susurró.

Se esperaba un niño prolijo y quisquilloso. No ese niñato que le estaba sonriendo. Todos hablaban de como la nueva gran promesa de la magia había quedado en Gryffindor haciéndolo el orgullo de la casa.

Wanyin no pudo evitar sentir envidia del niñato. Él también quería ser el orgullo de su casa pero parecía que todos se habían decepcionado. Incluso los Gryffindor que no tenían nada que ver con él lo miraban con desprecio. Eran todos unos tontos, deberían sentirse orgullosos de que alguien como Huaisang que llenaría la casa de reconocimiento estuviera con ellos.

No pudo evitar mirar con odio al chico que le sonreía. No necesitaba su falsa empatía. Dió la vuelta para empezar con su clase ignorando al chico.

•.   ❄️  .•

—Wei Wuxian es realmente agradable —repetía por décima vez Huaisang.

Al parecer se habían hecho amigos lo cual empezaba a molestar a Wanyin. Si Huaisang fuera su amigo y nada más hubiera estado bien, pero el chico quería incluirlo cuando estaba con él.

—De seguro a Yao y Xuanyu les agrada —dijo mientras seguía haciendo su tarea.

—Pero tú eres mi mejor amigo, si tú lo aceptas ellos lo harán —lo que había dicho no tenía el mejor sentido pero Huaisang era molesto.

—Bien, puede venir mañana a jugar cartas con nosotros —dijo frustrado.

Huaisang le dió una sonrisa brillante que ablando el corazón de Wanyin.

Si hacía feliz a Huaisang él podría aguantar una tarde con el niñato.

Caring [Chengxian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora