CPT VIII: Ecos del Pasado

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La oscuridad se disipó lentamente, y Ariana, Leo y Dorian se encontraron en un vasto campo iluminado por una luz suave y etérea. Era un paisaje que parecía sacado de un sueño, donde el cielo era de un azul profundo y las estrellas brillaban con una intensidad que nunca habían visto. Sin embargo, a pesar de la belleza del lugar, una sensación de nostalgia y melancolía se cernía sobre ellos. -¿Dónde estamos?- preguntó Leo, mirando a su alrededor con asombro. -Parece un recuerdo-, dijo Dorian, su voz reverberando con un eco distante. -Quizás una visión de nuestro pasado-. Ariana sintió que una oleada de emociones la invadía. -¿De qué parte de nuestro pasado?- De repente, imágenes comenzaron a fluir ante ellos, como una película en movimiento. Vieron su infancia, momentos felices y dolorosos que habían moldeado quienes eran. En una escena, Ariana era una niña, corriendo por un jardín lleno de flores, riendo mientras su madre la seguía. La calidez del sol iluminaba su rostro, y la risa resonaba en el aire. -Era tan feliz-, murmuró Ariana, sintiendo una punzada de nostalgia. -No sabía lo que era el miedo-. -Yo tampoco-, dijo Leo, observando cómo sus propios recuerdos se desplegaban. Se vio a sí mismo, un niño soñador, explorando el bosque con su hermana, inventando historias de héroes y monstruos. -Nunca pensé que estas aventuras terminarían en realidad-. Las imágenes cambiaron, y ahora se veían en la casa de Ariana, donde su familia se reunía en la sala de estar. Su madre, una mujer de risa contagiosa y ojos brillantes, contaba historias sobre antiguas leyendas de Eldoria, mientras su padre sonreía desde el sillón, disfrutando de la felicidad de su familia. -Mis padres siempre creyeron en la magia de este lugar-, dijo Ariana, con la voz entrecortada. -Me enseñaron a apreciar la belleza de la naturaleza-, Leo sonrió al recordar. -Y mi madre siempre decía que las estrellas eran los espíritus de nuestros antepasados, guiándonos y protegiéndonos-, Dorian, en silencio, observaba con una mezcla de tristeza y anhelo. En su mente, las imágenes eran diferentes. Recordó su infancia en una mansión oscura, donde las sombras parecían cobrar vida. Se vio a sí mismo, un niño solitario, atrapado entre sus propios demonios, sin la calidez de una familia que lo abrazara. -Siempre he estado en la oscuridad-, confesó, su voz temblorosa. -Nunca experimenté el amor que vosotros conocisteis-, -Pero luchaste-, respondió Ariana, dándole una mirada comprensiva. -Esa lucha te ha hecho más fuerte-, Las visiones continuaron, mostrando momentos de amistad y traición. Vieron a Ariana y Leo enfrentando desafíos juntos, apoyándose mutuamente, y Dorian, observando desde la distancia, sintiendo que nunca podría ser parte de ese mundo. -Recuerdo el día en que nos conocimos-, dijo Leo, sonriendo. -Era un día de verano, y estaba explorando el bosque cerca de mi casa. Te vi sentada en un tronco, dibujando algo en la tierra-, Ariana rió al recordar. -¡Sí! Pensé que eras un extraño. Me asustaste cuando te acercaste. Pero luego comenzamos a hablar sobre nuestras aventuras y… todo cambió-, -Eras tan curiosa-, añadió Leo. -Siempre querías saber más sobre el bosque, sobre las criaturas que lo habitaban. Nunca había conocido a alguien así-, En la siguiente imagen, se vieron a los tres juntos por primera vez. Dorian, con su mirada cautelosa, se había acercado a ellos en el bosque. Al principio, había una tensión palpable, pero pronto se dieron cuenta de que compartían un vínculo especial. -Yo estaba tan confundido-, recordó Dorian, su voz llena de emoción. -No sabía si debía acercarme o alejarme. Pero algo en vosotros me atrajo. Era como si me estuvierais llamando-, -Desde ese día, nos convertimos en amigos inseparables-, dijo Ariana, sintiendo una calidez en su corazón. -Nos ayudamos mutuamente a enfrentar nuestros miedos-, Las imágenes se tornaron más oscuras, mostrando la llegada de la sombra, el miedo que había comenzado a infiltrarse en sus vidas. Vieron a Ariana y Leo luchando por proteger su hogar, mientras Dorian se debatía entre su naturaleza vampírica y su deseo de ser parte de un mundo que lo rechazaba. -Es aterrador ver cómo todo ha cambiado-, dijo Ariana, con lágrimas en los ojos. -Todo lo que amaba se siente tan lejano ahora-. -Pero no podemos permitir que esos recuerdos nos paralicen-, agregó Leo, su voz firme. -Debemos aprender de ellos. Cada experiencia nos ha llevado hasta aquí-. Dorian asintió, sintiendo que la conexión entre ellos se fortalecía. -La sombra puede intentar dividirnos, pero nuestros lazos son más fuertes. No somos solo lo que hemos vivido, sino lo que elegimos ser-. Mientras hablaban, el paisaje comenzó a cambiar de nuevo, y una luz brillante emergió en el horizonte. Era el Corazón de Eldoria, pulsando con vida. -Debemos regresar-, dijo Ariana, sintiendo la urgencia. -Debemos luchar por lo que amamos-. -Sí, por nuestro pasado y por nuestro futuro-,  añadió Leo, mirando a sus amigos con determinación. La luz se intensificó, y de repente, se sintieron siendo absorbidos por ella. La oscuridad que los había envuelto se disipó, y se encontraron de nuevo en el santuario, el Corazón brillando intensamente en el altar. -Estamos juntos en esto-, dijo Dorian, su voz resonando con confianza renovada. -No dejaremos que la sombra nos venza-. Ariana sintió una oleada de esperanza. -Lo haremos. Lo haremos por nosotros, por nuestro pasado y por todo lo que aún podemos construir-. Pero antes de que pudieran celebrar su unión, un estremecimiento recorrió el santuario. La sombra, aún acechante, se manifestaba en el aire, y su risa burlona resonó nuevamente. -¿Creéis que habéis aprendido algo? La verdadera prueba está por venir…- El ambiente se volvió tenso, y la amenaza de la sombra se cernía sobre ellos, dejando en el aire la sensación de que la batalla final estaba a punto de comenzar. -¡No podemos permitir que esto nos detenga!- gritó Ariana, apretando los puños. -Hemos enfrentado la oscuridad antes, y lo haremos de nuevo-. Dorian, con los ojos fijos en la sombra, respiró hondo. -Debemos unir nuestras fuerzas. Solo así podremos derrotarla-. Mientras se preparaban para la confrontación, el Corazón de Eldoria comenzó a temblar, y una luz resplandeciente emanó de él, iluminando el santuario.

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