📍FRANCIA, PARÍS
── Se los dejo. Cualquier cosa me llaman. ── Dijo la montevideana hacia los amigos de su pareja, tal cual fuera una madre, pero claramente iba en chiste.
── Vete tranquila tía, nosotros nos encargamos. ── Respondió Marco siguiendo el "rol".
── ¿ Esas son magdalenas ? ── Fue lo primero que preguntó el asiático ni bien la chica se subió al auto, y ellos ingresaron al interior de la casa.
── Sí, los hizo Emmi. No quería que llegue sin nada para convidar. ── Se le fue inevitable no sonreír al recordar el momento en el que la quiso ayudar a poner el merengue sobre los muffins, ese segundo en el cual no midió su fuerza y terminó con toda la mezcla en la mesa. Al final su tarea solo fue poner las grajeas de colores.
── ¿ Qué dices ? Se ven muy bonitos para no haberlos comprado. ── Se volvió a escuchar la voz del español.
── Te lo juro, boludo. Si queres la llamamos.
── No, porque de seguro te sigue la mentira. Ya la conozco.
── Hablando de ella, ¿ por qué no se quedó ? Me debe una partida en el uno. ── Preguntó Lee.
── Iba a salir a comer con mam ... ── Antes de poder terminar con su oración, el antes mencionado lo interrumpió.
── ¡ La carne !
── Ah eso. Kang compró carne para que nos hagas el famoso asado uruguayo.