𝙴𝚌𝚕𝚒𝚙𝚜𝚎 - 𝚃𝚊𝚗𝚓𝚒𝚛𝚘 𝙺𝚊𝚖𝚊𝚍𝚘

I •─ ❍

ﾟ･*☆¸¸.•*¨*• Maldición

El olor a sangre y el color rojizo de ella pintaba la nieve y llenaba cada hueco, no había ni un solo cuerpo que no estuviera masacrado, el eclipse a tan solo unos segundos de terminar, la obscuridad poco a poco terminaría.

-Se termino, tsugikuni - hablo el pelinegro, viendo el cuerpo del hombre en el piso - Perdiste.

-No - comento, tratando de levantarse - aún no - recibió una patada del contrario que volvió a tirarlo a la nieve.

El tiempo seguía corriendo, tenía muy poco de el para poder hacer algo, ahora, antes de que la luz volviera. Si, era más facil realizar lo que tenía en mente a la luz del sol, pero la magia en los eclipses era más poderosa, y el también.

- Vamos, tsugikuni, acéptalo - este comenzó a acercarse de nuevo a el - ya no tienes nada, Reino, gente, familia... Todo... Lo perdiste.

- Pero aún hay algo que puedo hacer - mascullo por lo bajo, apenas si se escuchó.

Entonces elevó una de sus manos, conjurando un hechizo, haciendo volar al ojirubi, inmediatamente se puso de pie, alzó ambos brazos hacia el cielo y volvió a comenzar a conjurar.

-Ya has hecho mucho daño, Kibutsuyi - el contrario se levanto rápidamente en cuanto escucho su nombre - Por el poder que me confiere la luz de la luna y el sol, con el poder del eclipse, yo, Yoriichi Tsugikuni, rey de Alphecca, te maldigo, tu maldición te prohibirá salir a la luz del sol, a ti y tu sangre, hasta el momento de tu aniquilación.

La obscuridad envolvió el cuerpo de Kibutsuyi, rodeandolo completamente, danzando alrededor de el, el dolor se hizo presente en su pecho, haciendo que se retorsiera por este, cayó de rodillas mientras gritaba, por el ardor que sentía en ese momento.

tsugikuni también cayó, pero este fue por agotamiento, pues la lucha lo dejo sin energías, escuchó una risa burlona por parte del ojirubi, su risa socarrona que sonaba por todo el prado lleno de nieve, y sangre.

-Creiste... Creiste que eso me va a detener - comento, burlándose mientras se levantaba - Bien, mi turno.

Este, imitó la acción del pelinegro, levanto sus manos y comenzó a conjurar, pero está vez algo diferente.

-Yo, Muzan Kibutsuyi, Rey de los demonios, con el poder de la obscuridad, maldigo este reino.

-¡No! - grito.

-Si... - sonrió con malicia - está bien, no podre salir al sol, pero llegará un nuevo eclipse, que durara un día entero, ese eclipse, llegará el dia que una persona con magia lunar y otra con magia solar, se junten.

Un trueno se escuchó a lo lejos, símbolo de que aquella maldición había caído en las tierras del reino, la luz del sol volvió a salir, tocó su mano e inmediatamente, le quemó la piel. Soltó un quejido de dolor. Se arrimo a la sombra.

-Lastima, me hubiera encantado seguir conversando contigo, pero reglas son reglas ¿Cierto?, Pero no creas que te has desecho de mi, regresaré cada noche - dió media vuelta, antes de irse miro por sobre sus ojos, y el color rojizo choco con el carmesí del contrario - Te veo en el infierno, tsugikuni.

ﾟ･*☆¸¸.•*¨*•

-¡Hiromi, regresa! - grito un pelinegro por el pasillo - ¡Es hora de dormir!.