Capítulo 18

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Santa Fe, 2017

Lucas era diferente a los chicos que conocía. No podía explicar porque pero simplemente había algo en él que no tenía nadie más. Mientras lo miraba jugar al GTA no pude evitar acordarme de nuestro primer beso y el único que tendríamos porque ni siquiera me beso porque quería sino porque pensó que era una mujer.

—¿En que estabas pensando? —me pregunto Lucas, haciendo que lo mirara confundido. —Estabas distraído.

—Nada.

—En algo estabas pensando.

—Estaba disociando nomás.

—¿Estabas pensando en Catalina?

Aparté de la mirada de él.

—Sí, estaba pensando en ella —le mentí.

Lucas se levanto de la cama para acercarse y sentarse a mi lado, haciendo que me tensara un poco por su cercanía.

—Iván si querés llorar tenés mi hombro para hacerlo.

Su mano fue hacía mi hombro y me lo apretó. Lo miré sin saber que decir. No tenia ganas de llorar pero me habían conmovido sus palabras. Mientras mis otros amigos me decían que existían más minas en el mundo o que lo iba a superar con el tiempo y no había necesidad de ponerme mal. Lucas me decía que llorara y que estaría para mi. Mi corazón dio un vuelco y en mis labios se formo una sonrisa.

—Gracias en serio por estar conmigo.

Lucas me sonrió de lado.

—Boludo voy a estar para vos cada vez que me necesites.

—Cuando se termine el verano te vas a ir a Buenos Aires.

—Cierto. Me olvide pero no cambia nada. Somos amigos ahora y aunque estemos lejos no vamos a dejar de serlo. Cuando me llames siempre voy a tener tiempo de contestarte.

¿Y si no quería llamarlo? ¿Y si no me conformaba con eso? No quería separarme de él. No quería que terminara nunca el verano.

—Espero que no cuelgues con contestar.

—Bueno, tal vez lo haga pero es que no puedo evitar colgar con algunas cosas.

Lo miré con una sonrisa. No sabía porque tenia ganas de sonreír más de normal cuando estaba con él.

—¿No te duele sonreír con la cara así de hinchada? —me pregunto Lucas, haciendo que dejara de sonreír al recordar mi cara lastimada.

—No.

Lucas me acaricio la mejilla.

—Mal ahí que te hayan robado después de irte de mi fiesta.

Le había contado un pequeña mentira en vez de decirle que Catalina me golpeó con una pala porque me avergonzaba decirle la verdad.

—Por suerte no fue a mayores —me siguió acariciando la mejilla. —¿Te duele que te toqué ahora? Si querés dejo de hacerlo.

—No me duele. Si querés seguí.

Lucas me sonrió.

—¿Te acordas de que conté de Camila?

Me acordé de nuevo de nuestro beso. Las mejillas se me pusieron coloradas pero esperaba que no lo notara a través de los moretones.

—Sí, me acuerdo.

—Estaba pensando en ella. Es raro pero cuando la besé por primera vez no se sintió como cuando la besé por segunda. No sé si me entendes.

—¿Cómo que raro?

—Nos besamos dos veces pero la segunda vez que la besé se sintió como si estuviera besando a otra persona.

¿Será por qué me besante a mí y no a Camila?

—Igual boludo te juro que ese segundo beso fue mejor que el primero y hasta te diría que fue mejor que los besos que tuve con otras chicas.

—¿Para tanto?

—Puede que este exagerando un poco.

—¿Un poco nomás? —le sonreí.

—Me gusta Camila.

Se me borro la sonrisa.

—¿Eh?

—Sí, no la conozco mucho pero nos besamos y ese segundo beso debe ser una señal de que ella es la indicada.

—¿La indicada?

—El amor de mi vida.

Si supiera que ese segundo beso se lo di yo no estaría tan convencido de eso.

Margaritas entre Hortensias ; Iván Buhajeruk, SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora