Capítulo 17

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Los cubiertos fueron acomodados meticulosamente por Lola después de que el mesero los dejara en nuestra mesa. Mientras ella lo hacía hablaba sobre pingüinos pero, aunque me gustaría prestarle atención sentía que alguien nos estaba mirando y eso me ponía nervioso. Intenté disimuladamente apartar la mirada de Dolores detrás suyo para ver si encontraba a quién nos estaba mirando pero su lugar me encontre con una pareja que comían tranquilos mientras hablaban y se reían de quien sabe qué.

Lo que me llamaba la atención en particular eran un pareja gay. Tenían la mano agarrada sobre la mesa y a veces uno le daba un pico al otro. No pude evitar imaginarme a mí y él en la misma situación. Mi mano agarrada a la suya y nuestros dedos entrelazados. Sus labios sobre los míos por un escaso segundo. Riendo y hablábamos de boludeces mientras comemos los dos solos sin nadie que nos molestara.

Pero la realidad me goleo más fuerte de lo que alguien pudiera haberme golpeada antes. Lucas era solo un amigo. Un hombre. No debería sentirme así. A mi me gustan solo las mujeres. Y además, sería imposible que comamos en paz siendo una pareja porque somos figuras publicas. Ni siquiera siendo amigos podíamos comer juntos en paz. Era particular que nadie md hubiera reconocido ahora, aunque lo agradecía para que no molestaran a Lola.

—…Felipe dijo que las cartas son mágicas —dijo Lola, llamando mi atención.

—¿Cartas mágicas? Perdón, ¿De que estabas hablando, Lola?

—Felipe me hizo una lectura del tarot. Le pregunte como las cartas sabían de mi y me dijo que eran mágicas.

—No creo que Felipe tenga la capacidad de saber el futuro o esas cosas.

—No deberías subestimarme —dijo Felipe, apareciendo de la nada atrás mío.

—Hola Felipe —le dijo Lola.

—¿Desde cuando estabas ahí? —le pregunté, desconcertado por no verlo aparecer de reojo.

—Entonces, ¿pensas que soy un chanta y no puedo predecir cosas?

—Nunca dije eso —contesté, rápido.

—Pero lo pensaste.

—Solo no creo que el termino correcto para las cartas sea que son mágicas. Dolores se lo puede tomar literal.

—¿No son literalmente mágicas? —cuestiono Lola.

—Iván tiene razón —contesto Felipe, agarrando una silla y sentándose en nuestra mesa. —La magia no esta en las cartas sino en mi.

—Estamos en una cita —le dije, intentando no ser grosero.

—Pero bien que te gustaría tenerla con alguien más —contesto Felipe, dejándome desconcertado. Era como si supiera que estaba pensando en Lucas en vez de concentrarme en mi cita con Lola.

—¿Qué querés decir? —le pregunto Lola, no entendiendo a que se refería su amigo y técnicamente tampoco yo sabía a que se refería exactamente. No era como si él pudiera leerme la mente y saber que me estaba pasando.

—El cielo esta lleno de estrellas —contesto Felipe, evadiendo el tema. —¿No seria lindo un paseo por el puente mientras miran las estrellas, Dolly?

—Sí, yo quiero un paseo en el puente y mirar las estrellas —contesto Lola, sonriendo.

—Deberías llevarla Iván —dijo Felipe. —No le gustaría a Lucas que su hermana estuviera sola por ahí.

Me recorrió un escalofrío cuando el menciono a Lucas. Los pensamientos anteriores volvieron a mi cabeza y de nuevo me encontre mirando a la pareja. Por primera vez en mucho tiempo me cuestioné lo que evitaba cuestionarme: mi sexualidad. Pensar en eso me abrumaba tanto que por algo lo evitaba. Me sentía tan perdido y por un momento quisiera tenerlo a Victorio a mi lado. Hablarle de mis dudas y mis miedo.

Victorio sabría que decirme, pero él no estaba acá.

—Tengo que ir al baño —dije, levantándome de la mesa. —No me siento muy bien del estómago.

Felipe me sonrió de lado para agarrar un pedazo de pan de la canasta de la mesa y partirlo en dos.

—Qué linda pareja —dijo Felipe, llevándose un pedazo de pan a la boca.

—¿Nosotros? —le pregunté, refiriéndome a Lola y a mí.

Felipe señalo con la mirada a la pareja que anteriormente estaba mirando, imaginándome que ellos éramos Lucas y yo.

—Tengo ir al baño —repetí, nervioso.

Cuando entré al baño me dirigí al lavamos para abrir el agua fría y lavarme la cara. Me estaban temblando las manos, ¿Por qué Felipe parecía saber lo que me pasaba con Lucas?

—Cuestionamiento, reprimiento, dolor e infelicidad —dijo Felipe, entrando al baño, alzando una carta de cuatro copas en su mano. —Esto es lo que me dice tu carta.

¿De donde salió este tipo y por qué parece saber más de mi que yo mismo?

—¿Me hiciste una lectura?

—No es necesario en realidad porque sé bien lo que te pasa.

—No sabes nada de mí, flaco. Esta es la primera vez que hablamos.

Felipe sonrió para mirar a su lado como hubiera alguien ahí, pero había nadie. Él rodo los ojos para volver a mirarme.

—Sé más de vos de lo que me gustaría.

—Que veas mis stream no hace que me conozcas.

—No miro tus stream ni siquiera veo streamers. No estoy al pedo todo el tiempo.

—Felipe anda al punto.

—Estás en el closet, Iván.

Margaritas entre Hortensias ; Iván Buhajeruk, SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora