Capítulo 2: Entre las Páginas del Pasado

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Los días se sucedieron lentamente en el pequeño pueblo costero, donde cada rincón parecía guardar un pedazo del pasado de Aurora. Desde que recibió la carta de Andrew, su mente había estado atrapada en una encrucijada entre el deseo de reencontrarse con él y el miedo de volver a sufrir. La librería, que antes era su refugio, ahora se sentía cargada de recuerdos. Cada libro, cada rincón, le recordaba los momentos que habían compartido.

El sol caía en el horizonte cuando Aurora se decidió a reorganizar los estantes de la librería, buscando despejar su mente. Entre los libros viejos, encontré un cuaderno de tapas desgastadas que no recordaba haber visto antes. Intrigada, lo abrió y descubrió que estaba lleno de notas escritas a mano, algunas con la letra firme y conocida de Andrew.

Aurora se sentó en su rincón favorito y comenzó a leer. Las palabras de Andrew hablaban de sus viajes, de sus pensamientos mientras recorría ciudades desconocidas, y de su lucha interna por dejar atrás su pasado. Pero lo que más la conmovió fue encontrar entre esas páginas fragmentos de poemas y cartas nunca enviadas, donde Andrew describía sus sentimientos hacia ella, su miedo de perderla, y su deseo de que algún día pudieran construir un futuro juntos.

Una mezcla de emociones inundó a Aurora. Había algo profundamente honesto y vulnerable en esas palabras, algo que le mostró un lado de Andrew que él mismo no había sido capaz de expresar en persona. Al leer sus escritos, Aurora sintió que, tal vez, después de todo, ambos merecían una segunda oportunidad. Pero una voz dentro de ella le advertía que debía ser cautelosa; ya había experimentado el dolor de amar a medias.

Al día siguiente, mientras Aurora seguía inmersa en el cuaderno, sonó la campanilla de la puerta de la librería, anunciando la llegada de alguien. Aurora levantó la vista y su corazón dio un vuelo. Ahí estaba Andrew, de pie en la entrada, con la misma mirada profunda que la había cautivado la primera vez. Pero algo en él había cambiado; Parecía más seguro, pero también más cansado, como si llevara consigo el peso de muchas decisiones.

—Hola, Aurora —dijo Andrew con voz suave, casi temerosa.

Aurora no supo cómo responder al principio. Habían pasado tantas cosas desde su última despedida que las palabras parecían inadecuadas. Finalmente, respiró hondo y lo invitó a sentarse en el pequeño sofá junto a la ventana.

—Encontré tu cuaderno —dijo Aurora, sosteniéndolo en sus manos—. Leí todo.

Andrew pensando, sabiendo que este era un momento decisivo.

—Lo dejé aquí a propósito —confesó—. Quería que supieras lo que no pude decirte en persona. Aurora, sé que no te di lo que merecías antes, y no estoy aquí para pedirte nada que no estés dispuesta a dar. Solo quería que supieras que he cambiado, que he dejado el pasado atrás y que estoy aquí, ahora, por completo.

Aurora lo miró a los ojos, buscando alguna señal de duda, alguna sombra del pasado que pudiera empañar su futuro. Pero no encontré nada más que sinceridad y una profunda tristeza por el tiempo perdido.

—Andrew, he pensado mucho en lo que quiero —comenzó Aurora, eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Y lo que sé con certeza es que no quiero volver a vivir con la mitad de alguien. No quiero un amor que tenga que competir con fantasmas. Si vamos a intentarlo de nuevo, necesito saber que esta vez será diferente, que estarás aquí conmigo, sin reservas.

Andrew tomó su mano con suavidad, sintiendo la calidez y la fuerza en su tacto.

—Lo prometo, Aurora —dijo con firmeza—. Estoy aquí contigo, sin nada que me haya comido al pasado. Estoy listo para construir algo nuevo, algo real, si tú me lo permites.

El silencio se instaló entre ellos, pero no era un silencio incómodo; era el tipo de silencio que ocurre cuando las palabras ya no son necesarias. Ambos sabían que aún había heridas que sanar, pero también sabían que estaban dispuestos a enfrentarlas juntos.

Esa noche, Andrew y Aurora caminaron por la playa, como solían hacerlo, pero esta vez con una nueva esperanza brillando entre ellos. Los días de un amor a medias habían quedado atrás; ahora, estaban listos para escribir su historia, una historia completa, sin sombras que los persiguieran.

Y así, bajo la luz de la luna, mientras el mar susurraba su eterna canción, Aurora y Andrew dieron el primer paso hacia un nuevo comienzo, uno donde el pasado había sido dejado atrás y solo el presente importaba.

Oh, eso creían...

Un amor IncompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora