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Lisa

Esta mujer era increíblemente, predecible y escandalosamente competitiva. El campo de tiro estaba despejado para nosotros y Jennie estaba en pleno modo de ataque y destrucción. No esperaba menos de mi pequeña diabla, pero hasta yo me quedé impresionado con lo buena tiradora que era.

Íbamos a hacer cinco rondas. Había un campo de tiro de 10, 25, 50, 100 y 200 yardas. El campo de tiro de 10 yardas estaba diseñado específicamente solo para pistolas y revólveres. Jennie ni siquiera estaba vestida con nada sexual o provocativo, pero no pude quitarle los ojos de encima en todo el tiempo.

Botas de cuero, vaqueros ajustados y una camiseta blanca aún más ajustada. Joder. ¿Y ella llevaba una pistola? Joder. Estábamos codo con codo y llegamos al último campo de tiro. El campo de tiro de 200 yardas.

Jennie estaba más tranquila que yo, pero se podía ver el fuego y la determinación en sus ojos mientras apuntaba con su arma y relajaba su respiración. Disparó, y sus hombres y yo la miramos y, por supuesto, había dado en el blanco. Bajó el arma, se quitó las gafas, meneó las caderas e hizo un pequeño baile.

"¡Ja! ¡Vence eso, Lisa!"

—Mujer, ven aquí. —La invité a que se acercara y ella dio saltitos hasta que llegó a mi lado—. Dame un beso para que me dé buena suerte.

Ella se rió de mis palabras y meneó la cabeza.

—No juegas limpio, ¿verdad? ¿Cómo se supone que me concentre cuando puedo ver tus pezones asomando a través de tu camisa? —gruñí—. Solo quiero inclinarte aquí mismo y follarte.

Ella chasqueó la lengua y se apartó de mí. "Dispara, Lisa".

Ella se apartó y yo incliné mi arma hacia adelante. Era un tiro fácil y podía recibirlo fácilmente, pero estaríamos empatados. Ella parecía tan emocionada de venir aquí conmigo y jugar nuestra apuesta que yo no quería ganar ni empatar en los resultados.

Después de molestarla por la mañana, quise hacerla reír y sonreír. Quise compensarla. Apreté el gatillo y no dio en el blanco.

—Mierda. —Dejé el arma y me quité las gafas—. Maldita sea. ¿Otra bala?

Ella me miró y cruzó los brazos sobre el pecho. "¿Te lo perdiste a propósito?"

"No, quizá sólo soy un pésimo tirador".

"Me estás mintiendo, Lisa."

La agarré de las manos y la atraje hacia mí. "¿Estás diciendo que no quieres verme desnudarme y bailar para ti? Estás hiriendo mi ego, mujer".

—Nada podría herir tu ego, Lisa —se burló—. Y lo dejaste pasar a propósito.

Me encogí de hombros. "Tal vez estoy ansioso por bailar para ti y luego, posiblemente, follarte".

—Es posible —repitió y se puso de puntillas para besarme rápidamente—. Tengo hambre. Dame de comer.

"¿Qué te apetece?"

"Italiano."

—Una mujer que sabe lo que quiere. Una locura. —Me dio una palmada en el pecho y yo le di una palmada en el trasero en represalia—. Vámonos. Tengo que alimentar a mi mujer.

SHUT DOWN | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora