Ecos Del Silencio

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El sonido de los cubiertos chocando contra la porcelana llenaba la cocina, una melodía monótona que solo acentuaba el silencio tenso que envolvía la habitación. Jungkook miraba fijamente el plato frente a él, sus ojos apagados, sin rastro de apetito. La niñera, una mujer de mediana edad con un rostro que solía ser amable, pero que ahora estaba endurecido por la frustración, lo observaba desde el otro lado de la mesa.

"Jungkook, tienes que comer", insistió ella por tercera vez, su tono empezando a perder la paciencia que había mantenido hasta ese momento.

Jungkook no respondió, solo siguió mirando la comida como si fuera una montaña imposible de escalar. La comida se le antojaba lejana, inalcanzable, porque en su interior no había espacio para el hambre. Todo lo que sentía era un vacío, una tristeza que se anclaba en su pecho, impidiéndole hacer lo que para otros sería tan simple como tomar un bocado.

"Tu madre me dejó instrucciones claras", continuó la niñera, ahora con un tinte de advertencia en su voz. "Tienes que terminar todo lo que está en el plato".

El simple hecho de escuchar la mención de su madre hizo que un nudo se formara en la garganta de Jungkook. Sabía que, en realidad, a su madre no le importaba si comía o no. Esto no era más que una regla para mantener las apariencias, para asegurar que las cosas parecieran normales. Pero nada era normal en su vida.

El silencio de Jungkook empezó a irritar a la niñera, quien cruzó los brazos sobre el pecho, su expresión ahora abiertamente molesta. "No te vas a levantar de esa silla hasta que comas. No tengo todo el día para estar detrás de ti."

Las palabras cayeron sobre él como un peso aplastante. Jungkook sintió cómo el miedo comenzaba a apoderarse de su cuerpo, una reacción automática a cualquier forma de confrontación. Pero, a pesar de su miedo, no podía forzarse a comer. Su mano temblaba ligeramente mientras sostenía el tenedor, pero no hizo el menor movimiento para acercarlo a la comida.

La niñera suspiró con exasperación, soltando los brazos y acercándose a Jungkook con pasos decididos. "Jungkook, esto ya no es un juego. Debes comer ahora."

La voz de la niñera se alzaba cada vez más, cargada de frustración. Ella no entendía, no podía entender, que no era un capricho de un niño malcriado. Era el peso del dolor, del rechazo, que lo hacía sentir incapaz de hacer algo tan simple como comer.

"¡Basta, Jungkook!", estalló finalmente la niñera, su voz elevándose más de lo que probablemente había querido. "¡No voy a tolerar que te comportes así! ¡Tienes que comer!"

El grito resonó en la habitación, y Jungkook se encogió en su silla, los ojos llenándose de lágrimas. El miedo se mezclaba con la tristeza, creando un torbellino de emociones que no sabía cómo controlar. Todo lo que podía hacer era quedarse quieto, esperando que el momento pasara, deseando en silencio que alguien lo entendiera, que alguien lo amara de verdad.

Pero en ese instante, todo lo que recibió fue un reproche, una vez más, de alguien que no comprendía el dolor que llevaba dentro.
Aquí te dejo la continuación de la escena, donde Jungkook, en su intento de comer, termina vomitando:

El grito de la niñera todavía resonaba en los oídos de Jungkook cuando, con manos temblorosas, tomó el tenedor de nuevo. Las lágrimas que habían llenado sus ojos comenzaron a deslizarse por sus mejillas, pero él las ignoró. Sabía que tenía que comer, que si no lo hacía, las cosas solo empeorarían. Con la garganta apretada, llevó un pequeño trozo de comida a su boca, intentando no pensar en el nudo que tenía en el estómago.

Masticó lentamente, cada bocado sintiéndose como una tortura. Su mente se nublaba con pensamientos de tristeza y miedo, y aunque trató de mantener el control, su cuerpo empezó a reaccionar de manera involuntaria. El sabor de la comida, que normalmente no le habría molestado, se le hacía insoportable, un recordatorio de la presión que sentía para cumplir con las expectativas de los demás.

La niñera lo observaba con los brazos cruzados, sus ojos fijos en él, esperando que finalmente terminara lo que le había ordenado. Pero Jungkook solo sentía cómo su malestar crecía, cada vez más incontrolable.

Después de tragar el primer bocado, sintió que algo no estaba bien. Su estómago se revolvió, y un sudor frío comenzó a cubrirle la frente. Tragó saliva, intentando calmarse, pero el pánico se apoderaba de él. No quería vomitar, sabía que eso solo haría que la niñera se enfadara más. Pero su cuerpo no le obedecía.

Con desesperación, intentó tomar otro bocado, pero tan pronto como la comida tocó su lengua, su cuerpo reaccionó con violencia. De repente, sin poder evitarlo, Jungkook se levantó de la silla y corrió al baño más cercano. Apenas llegó, se inclinó sobre el inodoro y vomitó, su cuerpo sacando todo lo que había intentado ingerir, como si se negara a aceptar cualquier cosa en su estado de angustia.

Las lágrimas fluían libremente ahora, mezclándose con la náusea que lo invadía. Sentía que su cuerpo lo traicionaba, que ni siquiera podía hacer algo tan básico como comer sin fallar. Los sollozos sacudían su pequeño cuerpo, mientras se aferraba al borde del inodoro, debilitado y avergonzado.

La niñera, al escuchar los sonidos provenientes del baño, llegó rápidamente, su expresión cambiando de enojo a preocupación cuando vio a Jungkook en ese estado. Se acercó a él, pero Jungkook no pudo mirarla a los ojos. Estaba demasiado cansado, demasiado roto, para enfrentarse a cualquier tipo de recriminación.

Ella suspiró, agachándose para tomar un paño húmedo y limpiar su cara con cuidado. Aunque su voz estaba teñida de impaciencia, había una suavidad en sus gestos que Jungkook apenas podía percibir a través de su dolor.

"No era necesario que lo hicieras si no podías", murmuró la niñera, intentando suavizar la tensión que se había acumulado entre ellos. Pero esas palabras llegaron demasiado tarde. Jungkook se sentía más solo que nunca, envuelto en una capa de tristeza que ninguna palabra amable podría aliviar.

Y mientras la niñera lo ayudaba a levantarse, Jungkook no podía evitar pensar que todo era su culpa. Si tan solo fuera diferente, si tan solo pudiera ser el hijo que sus padres querían, tal vez entonces no estaría tan roto. Tal vez entonces podría comer sin que su cuerpo lo rechazara. Tal vez, solo tal vez, sería digno de ser amado.

Mi niñero / Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora