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Siempre decías y hacías lo correcto, parecías el hombre perfecto, me ganaste siendo un caballero y lo sabes.
Tú me enamoraste y lo hiciste muy bien, yo he intentado todo, pero es imposible olvidar, entiende que sola yo no puedo.

Tu lugar esta en el ayer, todo lo que era ya no es, deja de pensar que habra un nosotros, por que todo terminó.

A pesar de todo, me dejo lo mas hermoso de la vida, mi hijo; nuestro hijo.

Hoy Siete años, que llegó a mi vida, siete años de sufrir el abandono de su padre, pero también años de entera felicidad al tener un ser tan bello como mi pequeño.

— Feliz cumpleaños al hombrecito más hermoso — entré a su habitación con un pastelito en mis manos.

— Mamá no empieces — sabia que le molestaba que le hablara así, que puedo hacer es mi hombrecito.

— Anda sopla la vela y pide un deseo — sonrió.

Cerró sus ojos, después de un rato sopló la pequeña vela.

— Gracias Ma — me abrazo, que más podía pedirle a la vida, si con él lo tengo todo.

— Arréglate que en unas horas nos iremos — bese su frente y salí de ahí.

Días antes había quedado con mis padres y Brian, ir a comer al restaurante favorito de Fidelito.
Si Brian, estas últimas semanas nuestras conversaciones eran muy frecuentes, como nuestras salidas amistosas claro.

No me negaría a invitarlo, pues se que la idea también le agradará a Fidel.

Despues de unas cuantas horas de arreglarnos estábamos listos, conduje por las calles de la ciudad; mis padres ya me esperaban en el lugar, Brian me había avisado que iba en camino.

Al llegar buscamos la mesa donde estarían, saludamos a todos pues Brian traía a Kevin de acompañante, cosa que no me esperaba y mucho menos me molestaba.

Mire a mi hijo quien los veía con mucha alegría, se sentó frente a ellos.

— Que gusto volver a vete — lo salude con un beso en la mejilla — Kevin, hola — lo salude de igual manera.

— Toma asiento — me dice Brian dándome su asiento, quedando así en medio de los dos chicos.

— Veo que ya se conocieron bien — hable para todos, pues mi padre hablaba animadamente con Kevin.

— Pues claro hija, como iba perder la oportunidad de charlas con estos chabalones — No me sorprendía pues mi padre siempre a sido azulcrema de corazón.

Y así siguieron platicando de cosas triviales, hasta que trajeron la comida, el ambiente era bueno, me gustaba lo bien que se habían llevado los chicos y mis padres, y no se diga Fidel.

— Te vez muy hermosa, bueno tú siempre lo estás — susurró en mi oído, causando un escalofrío.

— Kevin, no... — deje de hablar, cuando el mesero llegó con una botella de vino.

— Disculpen la interrupción, les mandan esta botella de vino — dijo poniéndola sobre la mesa con varias copas.

— Quien la manda joven — habló mi padre, mire a mi madre quien solo veía su plato ¿nerviosa?

— Solo me dijeron que la trajera, no me dio ningún nombre — se dio la vuelta.

— En que mesa se encuentra esa persona — preguntó Brian.

— En las mesas de al fondo — se fue.

— Que raro — tome la botella en mis manos y la observé, mi vino favorito.

— Mamá voy al baño — salí de mis pensamientos, asentí.

Mi padre no lo pensó dos veces y abrió la botella, sirviéndole a todos, mi madre seguía igual que hace un rato, muy raro en ella.

Paso un tiempo y Fidel no llegaba.

— Fidel ya se tardó, iré a ver — me levante.

— Si quieres puedo ir yo — se ofreció Brian.

— No te molestes voy yo — sonreí y camine a los baños.

Pude ver a mi hijo platicando con alguien al fondo, se veía sonriente.

— Fidel — hablé llamando la atención de mi hijo al igual que esa persona que estaba de espaldas.

Pare en seco, en este instante quisiera que la tierra me tragara, y me escupiera en Japón.

Así de lejos quisiera estar de esa persona.

— Mamá mira es un amigo tuyo — dijo corriendo a mi lado, no dejaba de mirar a la persona que tenía enfrente.

— Fidel ve con tus abuelos — le dije en cuanto lo vi acercándose.

El solo asintió y se retiró.

— Dayana, tanto tiempo — había olvidado lo hermoso que se escuchaba mi nombre en sus labios.

— Fidel... — murmure.

— Que gusto volver a verte.

— No puedo decir lo mismo — volví a la realidad, al fin lo tenía frente a mi, por fin podría decirle todo lo que tuve guardado durante siete años. Pero mi orgullo no me lo permitiría.

— No digas eso, tenemos tantas cosas por hablar, tantas dudas que aclarar — se acercó más a mi.

Negué dando pasos hacia atrás — No Fidel, ahora si quieres hablar las cosas después de siete años.

— Dayana, porfavor — volví a negar — escúchame.

— No, escúchame tú a mi — lo señale — No vengas ahora con que quieres hablar, después de tanto tiempo, te importa hablar las cosas conmigo, cuando me dejaste sola, y no quisiste escucharme, yo que quise detenerte, aún así no te importo y te fuiste, yo que sepa ya no tenemos nada que aclarar.

A este punto ya tenía mis ojos llenos de lagrimas, me di la vuelta para regresar con mi familia.

— Al menos déjame estar cerca de mi hijo.

Lo mire.

— Ahora si es tu hijo, yo que recuerde no quisiste saber nada de nosotros cuando te fuiste.

— Quisiera remediar lo que hice, por favor Dayana déjame estar cerca de él — reí.

— No es tan fácil, que creías, que con solo venir y buscarnos, era suficiente Fidel, para nada, el no sabe que eres su padre — hice una pausa — Tiene tu nombre y tu apellido, no podía negárselo, al menos quería que tuviera algo tuyo.

— Dayana — Brian apareció detrás de mi — Todo bien bonita — asentí.

— Estaré unas semanas aquí en la ciudad, dime qué pensarás lo que te dije — hablo, ignorando por completo a Brian.

— No tengo nada que pensar — entrelace mi mano con la de Brian — nos vemos.

— Bien, entonces lo haré a mi manera, me conoces y sabes que siempre consigo lo que quiero — lo escuche hablar, mientras me iba de ahí junto a Brian.

Tarde o temprano esto sucedería, tendría que haber estado preparada para esto, pero ya veo que no, por más que me mentalizaba que cuanto llegara este momento iba a poder con todo, ahora creo que nunca lo estuve. Y creo no estar preparada para lo que se viene.

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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Lo que nos faltó decir || Fidel Castro, Kevin Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora