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Septiembre 2024

....Te espere, llegue a sentir que me moría
Te espere, como la luna espera el día
Lo intente, pero continuo la vida
Te espere, pero el tiempo cerró la herida.

Cante en voz baja.

Era una parte de la canción que encajaba con una parte de mi vida pasada, en siete años no hizo el intento de buscarnos, era claro que nunca quiso saber de nosotros.

Habrá pensado en mi alguna vez?
Habrá pensado siquiera en su hijo?

¿Cuantas noches se tarda en encontrar las estrellas?
Por que ese es el tiempo que tomaría sanar mi corazón.

Aún sigo con la esperanza de que aún me recuerde y es que quien olvida al amor de su vida, tan pronto.

— Dayana?

Preguntó, sacándome de mis pensamientos.

— Fátima, dime

Me incorpore en mi asiento.

— Tú papá está en la línea — señaló el teléfono, sobre mi escritorio.

— Papá, que pasa ...

— Hija, surgió un problema en la empresa de La Paz, tengo que irme ahora mismo para allá, crees que puedas disc...

No deje que terminara, sabía a que se refería.

— Tranquilo, se lo diré él lo entenderá.

Sabía que esto sería difícil para mi hijo, estaba tan feliz de que su abuelo lo acompañara al estadio.

— Gracias hija.

Me despedí, colgué para seguir con mis pendientes.

— Fátima, por favor cancela mis citas de mañana para otro día de la semana — le dije mientras salía de mi oficina.

Caminé hacia el elevador, solo quería salir de aquí, estaba cansada, baje al estacionamiento y subí a mi auto, conduje directo a casa.

Ahora yo tendría que ir al estadio en lugar de papá, para nada me gustaba la idea, pero pasar un día con mi hijo me encanta.

Entre al departamento, llamando a mi hijo, se escucharon sus pasos salir de su cuarto.

— Hola mami, estaba terminando mi tarea — se recostó junto a mi.

— Muy bien, tienes todo listo para mañana — pregunté mientras alborotaba su cabello, asintió. — Tú abuelo no podrá llevarte mi amor.

Se levantó de golpe con su mirada triste.

— Entonces por que me dices si tengo todo listo, te burlas de mi mamá — murmuró.

— Claro que no Fidel, como puedes pensar eso, lo dije por que yo iré contigo — le sonreí.

— Mamá pero todos mis amigos, irán con su papá — seguía su mirada triste.

— Ya lo sé hijo, no tiene nada de malo que yo valla — quería que entendiera que no ocupa de su padre para poder ser feliz, si el muy cobarde no lo quiso ser con nosotros, nosotros si podemos serlo sin él.

— Está bien, pero no llevarás tacones como siempre mamá — sonrió.

Cenamos, hicimos nuestra rutina de noche teníamos que estar ahí a la ocho de la mañana, pues primero convivirían con los jugadores y en la tarde noche sería el partido, es por eso que Fidel moría de felicidad.

•••

Desperté por el ruido de mi despertador, las seis en punto. Buen tiempo para arreglarme, siempre acostumbrada a estar en tacones, vestidos, trajes un poco formales para mi trabajo, pero hoy cambiaría por completo.

Me puse unos leggis ajustados, una camisa del equipo, con nuestro apellido en la parte de atrás, le hice un nudo por detrás para que me quedar un poco ajustada, estaba acostumbrada a siempre andar con vestimenta ajustada a mi cuerpo, así que no era problema, me puse mis tenis, y por último le di unos retoque a mi rostro con un poco de maquillaje y brillo labial.

Tome mi gorra y la puse sobre mi cabeza, dejando mi pelo suelto, tome mi bolso con todo lo necesario y salí de mi habitación.

Fidel ya estaba listo, desayunamos lo que Alma, la señora que me ayuda en casa nos preparó.

— Estás lista mamá — preguntó mientras apagaba el coche.

— Claro que si — sonreí, bajamos y ya estaban sus compañeros esperando, quieran entrar todos juntos.

Salude a todos, esperamos unos minutos hasta que un señor salió, nos entregaron unos pases y nos dejaron entrar, caminamos por varios lugares hasta que llegamos a la cancha donde estaban todos los jugadores.

Los niños sin pensarlo corrieron hasta ellos.

Fidel una vez estando ahí, me hizo señas para que fuera hasta el y un grupo de chicos.

— Tómame una foto con Henry — me paso su teléfono, y así lo hice con casi cada uno de los jugadores.

— Tú hermano es un niño muy listo — dijo una voz a mi lado, mire al chico — Mucho gusto, Kevin Álvarez.

— Se quien eres, y no, no es mi hermano es mi hijo — reí, aparte mi mirada de él

— Te vez muy joven para ser madre.

— Si me lo han dicho — seguí sin mirarlo.

— Gustas una botella de agua — preguntó, esta vez lo mire, moría de sed no podía desaprovechar la oportunidad.

— Si por favor, muero de sed.

— Ven

Lo seguí hasta unas bancas, de una hielera saco la botella de agua para dármela.

Seguía mirándome?
Claro que si, podía verlo sobre el rabillo de mis ojos, ni tomar agua tranquilamente puedo.

De un momento a otro estaban todos junto a nosotros, tomando agua pues de la misma hielera les ofrecieron, comenzaron a platicar sobre futbol y mas futbol, preferí retirarme un poco, era la ÚNICA mujer ahí.

Después de varias horas, al fin podíamos irnos

Lo que nos faltó decir || Fidel Castro, Kevin Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora