Capítulo 4

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La primera vez que jungkook vió a jimin, este estaba sentado bajo un árbol mientras leía un libro.

Estaba seguro que en toda su existencia nunca había visto algo así de hermoso, era perfecto desde la cabeza a los pies.

Y en el momento en que lo vió reír quiso tenerlo para él.

Sabía que era arriesgado meter un humano en el castillo, pero aún así deseaba tenerlo.

Y el tenerlo ahí frente a él, indefenso sin saber al peligro que estaba expuesto, sólo le daban más ganas de devorarlo.

Jungkook se acercó a la cama mirando detenidamente al chico que estaba acostado en esta.

No sabía porque tenía esa necesidad de hacerlo suyo. Nunca antes la había sentido.

Se sentó al lado del pequeño cuerpo y acarició con su mano el hermoso cabello blanco.

Era tan suave y olía tan bien.

Jimin se removió quitando las sábanas de su cuerpo y quedando acostado boca abajo.

Jungkook se tensó y su respiración se volvió pesada.

Se iba a volver loco, la camiseta estaba corrida hacia arriba dejando afuera una buena cantidad de piel.

Oh dios, esa blanca, hermosa y sexy piel, él sólo quería pasar su lengua por ahí.

Jimin se removió de nuevo subiendo un poco el pie haciendo que el pequeño short se le subiera aún más.

Bien, ahora jungkook tenía una gran erección. Llevó su mano al gran bulto tocándolo por encima de la ropa mientras su vista seguía fija en esas grandes y lindas nalgas.

Quería tocarlas, en serio quería.

Sin detenerse a pensar llevó su mano y la colocó encima, al ver que jimin seguía profundamente dormido se aventuró a tocar un poco mientras atendía su miembro.

Oh joder se sentían mucho mejor de lo que imaginó.

No pudo evitar soltar un gemido gustoso.

Jimin volvió a removerse y se giró dándole la espalda a jungkook, lo que hizo que la mano se adentrara un poco más.

Jungkook soltó un gruñido al sentir la entrada de jimin con sus dedos. Oh carajo, quería enterrarse ahí.

Frotó un poco sus dedos por el borde y eso fue suficiente para hacerlo venir.

Fue entonces que se dió cuenta de lo que estaba haciendo, por lo que se acomodó su miembro y se puso de pie.

Le dió una última mirada a jimin y antes de salir por la ventana lo arropó en las mantas.

Pero lo que él señor Jeon no sabía era que había dejado a un jimin sofocado y con las sábanas manchadas de semen.








La mañana había llegado y jimin estaba sentado en su cama, luego de que el señor jeon saliera de su habitación, que por cierto se había tirado por la ventana, no había podido pegar un ojo en lo que restó de noche.

Se suponía que debía desagradarle la idea de que un hombre mucho mayor que él lo tocara de esa manera, pero no fue así, en cuento sintió unas manos encima de su cuerpo fue como si algo le dijera que era él, por lo que cuando se removió y lo miró de reojo su respiración se detuvo.

Pudo haberle dicho algo, pero sólo se quedó quieto, quería que el señor Jeon terminara lo que estaba haciendo.

Paso sus manos por su rostro, estaba frustrado, por qué le había excitado eso.

Jimin y La Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora