"Cariño, quiero decir que eres mía ahora. No voy a permitir que salgas de mi vista. Te voy a cuidar, voy a protegerte"
¿La debilidad del rey de la mafia?
¿Jeon tiene sentimientos?
La examino y no puedo evitar que mis ojos se abran ligeramente al descubrir su edad, pero respondo al tener sus ojos con enormes pestañas sobre mi
Jungkook : Yo tengo 25, cariño
Noto una breve expresión de asombro en su rostro
____: Oh
Jungkook : Veo que te sorprendieron mis años
_____: No.... Es que no pensé que a usted le gustara disney
Sonreí suavemente ante su pregunta, entendí lo que se formaba en su cabeza y negue
Jungkook : Este avión no va a Disney, cariño. Tengo negocios importantes que hacer
____: Pap.... Me dijeron otra cosa
Deje de reír sintiendo un toque de molestia ante la mención de DaeMo nuevamente y notando su desmotivación al escucharme
Jungkook : ¿Qué dijo exactamente, cariño? Me vas a tener decir todo lo que te dijo DaeMo
Narra ______
Mi padre murió cuando yo era apenas una bebé, demasiado pequeña para recordarlo. Mamá siempre hablaba de él con tanto amor, habían sido la pareja y familia perfecta, se amaban tanto, pero no pude guardar ninguna imagen de él en mi mente.
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Tiempo después, conoció al hombre que se convertiría en mi padrastro, realmente era amable conmigo, no tan cariñoso pero me trataba bien, por eso desde pequeña solia llamarlo papá.
Desafortunadamente mi madre murió cuando yo tenía apenas cinco años. Recuerdo que la veía siempre tan frágil, tan cansada, pero nunca entendí por qué. Todos decían "Fue el cáncer lo que se la llevó", y con ella, una parte de mí que jamás he podido recuperar, desde entonces mi padrastro se encargó de mí. Pero en lugar de protegerme, me culpó como si yo, una niña, hubiera sido la causa de su sufrimiento. Me lo repetía tantas veces que empecé a creerlo, a sentir que tenía que pagar por algo que no entendía.
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Él bebía y apostaba sin parar, y en sus peores momentos, descargaba su ira sobre mí. Nunca fui a la escuela. Mi mundo se reducía a las cuatro paredes de la casa, donde pasaba los días haciendo las tareas sencillas que él me asignaba. Nunca había sido suficiente, no importaba cuánto me esforzara. Siempre había algo mal, siempre había una razón para que él me recordara que, para él, yo era la culpable.
