"Cariño, quiero decir que eres mía ahora. No voy a permitir que salgas de mi vista. Te voy a cuidar, voy a protegerte"
¿La debilidad del rey de la mafia?
¿Jeon tiene sentimientos?
En el camino _____ veía a través de la ventana y yo no podía dejar de observarla, al girar hacia Jimin este me miraba divertido y burlón
Alce una ceja, separando el cigarro de mis labios, pero entonces la tos de _____ interrumpió un poco
Jimin: Apágalo
Me dijo Jimin con los labios exageradamente y casi en silencio, aunque ella ignoraba todo, hice caso y lo apague
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Minutos más tarde
Entramos al salón, un lugar enorme y lujoso, con un aire de elegancia que no dejaba lugar a dudas sobre la importancia del evento. Las luces brillaban en los candelabros de cristal, reflejándose en las superficies pulidas y doradas de las columnas y mesas. Había demasiadas personas allí, todas vestidas con sus mejores galas, charlando animadamente mientras una música suave llenaba el aire. Era el tipo de escenario que normalmente me gustaba evitar, pero esta noche era necesario
Observé a ____ por un momento, notando cómo sus ojos brillaban con curiosidad y algo de nerviosismo. Sabía que este ambiente no era familiar para ella, y no quería que se sintiera incómoda o abrumada. Por eso, me acerqué a Jimin y, en voz baja, le dije:
Jungkook: Llévatela y cuídala. Distráela un poco, ¿de acuerdo?
Me dio una mirada comprensiva y asintió. Sabía que podía confiar en él para mantenerla a salvo y relajada. Vi cómo él se inclinaba ligeramente hacia ella, una sonrisa divertida en su rostro.
Jimin: ¿Qué te parece si vamos a ver qué tienen en la mesa de postres? Escuché que hay algunos pasteles increíbles por allá
____ asintió con una sonrisa tímida, claramente aliviada por la propuesta. La vi dirigirse con él directamente a la mesa de postres, su atención completamente cautivada por la variedad de dulces. Me tranquilizó saber que estaba en buenas manos.
Mientras ellos se alejaban, me centré en mis objetivos de la noche, mi oportunidad para hacer conexiones, establecer alianzas y consolidar nuestro poder en un territorio que, aunque no era completamente nuestro, podía serlo si jugábamos bien nuestras cartas.
Caminé entre la multitud con confianza, saludando a aquellos que conocía y presentándome a los que no. Mi mirada estaba fija en los líderes clave, aquellos que sabía que podían ser útiles para nuestros intereses.
Mientras me acercaba a ellos, adopté la máscara que había perfeccionado a lo largo de los años: calmado, seguro y en control. Nadie necesitaba saber lo que realmente pasaba por mi mente
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