Maddie siempre había sido diferente a otras chicas, y siempre lo había sabido. Por ejemplo, estaba segura de que era la única novia en alguna vez escribir la siguiente lista de cosas por hacer el día de su boda:
· Baño
· Peinado
· Vestido
· Langostas
Tres horas después, estaba bañada, peinada y vestida; y tristemente, tanto para ella como para Rex, todavía no había señales de Fluffy.
Ahora estaba de pie en la galería, mirando la escena que iba a ser su boda Highland
Era un cuadro muy duro. No había decoraciones especiales. Muy temprano en el año para las flores, sin cintas a mano y no había tiempo para nada más.
Afuera, se había desatado una tormenta de primavera. Viento y lluvia aullaban, azotando las paredes del castillo. En el vestíbulo, las velas brillaban en todos los soportes disponibles. Las llamas bailaban y parpadeaban, pareciendo tan ansiosas como ella.
Los sirvientes se alineaban en un costado del pasillo. Los hombres del Capitán Jeon se alineaban en el otro. Ambos grupos la estaban esperando.
Y no quería nada más que permanecer exactamente donde estaba, para siempre. O ir a esconderse con Fluffy bajo las rocas.
—¿Lista, muchacha?
Saltó, sobresaltada. Jungkook se había unido a ella en la galería, siguiéndola con sus pasos de gato.
Siguiéndola furtivamente con su hermosura también.
Misericordia.
Él también se había bañado. Y afeitado. La mayor parte de su cabello castaño había sido domado con un peine, pero unos cuantos mechones incorregibles caían sobre su frente en forma raquítica. Alguien había planchado su abrigo rojo y pulido los botones. La trenza dorada y bronce brillaba a la luz de las velas.
Antes había estado muy atractivo. Ahora era magnífico.
Maddie se sentía desigual con él. Becky había hecho todo lo posible con el cabello, pero Maddie no tuvo más remedio que ponerse uno de sus habituales vestidos de color gris oscuro. No había tenido nada hecho en años. ¿Cuál sería el punto? Nunca iba a ninguna parte, nunca se entretenía.
Ciertamente, no estaba preparada para una boda.
—No me siento lista para esto —dijo ella.
La barrió con una mirada rápida y superficial.
—Pareces lo suficientemente lista.
Difícilmente lo que una novia soñaba con oír el día de su boda. No Luces hermosa. No Te ves preciosa. Pareces lo suficientemente lista.
Miró a la media docena de soldados que se alineaban en el vestíbulo.
—¿Qué piensan tus hombres que está pasando aquí esta noche?
—Creen que me voy a casar contigo.
—¿Así que saben sobre las cartas?
—Sí, saben que las recibí. Pero nunca las leyeron.
A Maddie le habría gustado creer que estaba diciendo la verdad, pero lo dudaba. Para un soldado en circunstancias sombrías, las divagaciones de una nota frígida de una sobre imaginativa inglesa debían haber sido muy entretenidas. ¿Por qué las habría guardado para sí? Parecía mucho más probable que sus cartas se hubieran pasado alrededor de la fogata para divertirse en noches tristes.
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when the card lives
AcakEn la cúspide de su primera temporada en Londres, la señorita Madeline Grace era bastante tímida y talentosa con un lápiz de dibujo, pero irremediablemente torpe con los caballeros. Estaba segura de que será un fracaso total en el mercado matrimonia...