Cap 4: Disculpa, soy un Hombre de negocios

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[Este cap va desde el dia 10 a dia 11]

Me desperté con un largo suspiro, sintiendo como raspaba en mi garganta reseca.

Mire a mi alrededor, esperando encontrarme en la familiar y desordenada habitación en los establos, pero en su lugar, me encontraba en un cuarto húmedo, cargado de un olor desagradable. 

Sniff sniff

—Esto huele definitivamente peor que ayer.

Me estiré con cuidado, haciendo crujir los huesos, y me incorporé, sintiendo el duro y helado suelo bajo mis manos. Busqué momentáneamente una aventura digna para un vago mago y para nada problemático, pero lo único que encontré fue el musgo que se había adueñado de cada espacio libre entre ladrillos.

Decidí que frotar entre los muros desgastados no era algo digno de un aventurero hecho y derecho.

—Pero es lo poco que puedo hacer

Me dispuse a frotar las manos contra el suelo, recogiendo pequeñas piedras y polvo.

Obviamente para utilizarlos en contra de Koopa y lanzarlos continuamente a su cabeza

Tic Tic Tic

Me mantuve lanzando mis proyectiles durante un buen tiempo, solo hasta que se comenzó a escuchar el ruido de los pasos de alguna persona

Paré por un momento de lanzarle piedras a Koopa, que parecía dormido y comencé a recordar el cómo llegué aquí

(Ah, sí. ¿qué pasó anoche?)

Estaba en el gremio, disfrutando de lo que era una noche común y corriente. O bueno, tan común como pueden ser las noches en un Gremio lleno de aventureros alocados. 

Todo iba bien, hasta que ese grupo de guardias irrumpió en la taberna, armados hasta los dientes y con cara de pocos amigos. Antes de que pudiera reaccionar, me agarraron del brazo y me arrastraron fuera del lugar.

—¡El otro es el que empezó todo, yo no tengo la culpa de nada! —alcancé a gritar mientras trataba de zafarme, pero esos tipos eran mucho más fuertes de lo que parecía.

De forma algo extraña, me indicaron con una sorpresiva seriedad que en ese momento arrastraba aún más cargos que antes. 

Claro, no es como si prestara atención a esa lista sumamente larga de crímenes que parecían inventados, porque mi mente solo había un pensamiento que brillaba en una gran cartelera con luces de neón: Esto debe ser culpa de Koopa.

Ese idiota… Recuerdo claramente cómo empezamos a discutir, y antes de que me diera cuenta, la taberna estaba hecha un desastre. 

Y aquí estaba yo, otra vez en una celda. 

Pasé una mano por mi cabello despeinado, que estaba más enredado que nunca. ¿Cuánto tiempo más tendría que quedarme aquí? Quizá debería idear un plan de escape... Nahhh, mucho trabajo, de todas formas tampoco es que hiciera demasiado en realidad.

Creo que, de hecho, no sería tan difícil salir de la cárcel. 

—Ahora que lo pienso, dejando de lado mi tamaño, podría congelar los barrotes y escapar fácilmente —pensé, algo animado—. Espera, ¿y las personas que saben teleport? ¿Les ponen grilletes de maná o algo así?

“Lo piensas demasiado, Adrián,” escuché delante de mi celda, que parecía venir de una persona conocida

La voz me hizo dar un respingo tan fuerte que casi me caigo de espaldas. Mis pensamientos, que hasta ese momento habían estado divagando entre planes absurdos y soluciones a medias, se congelaron al instante.

Guía De Como (NO) Sobrevivir en un Maravilloso Mundo (Cancelado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora