006
IRENE SÁNCHEZ
A primera hora de la mañana el pie no da cuartel. Tras la fuerte insistencia de Connor para que me quedará, no he tenido otra alternativa que aceptar, sin embargo, la insignificante lesión no me dejará de brazos cruzados.
He anulado las reuniones presenciales, eso no significa que no pueda realizar trabajo desde casa gracias a las videollamadas y el bendito sistema en la nube.
Tecleo los números realizando las operaciones de contabilidad que cuadran a la primera. Gen-Tremila es una empresa transparente, no tenemos reparo en mostrar las cuentas públicamente. Ni Hacienda nos da queja.
Continúo evaluando proyectos. Generalmente, hago resúmenes para enviárselos a papá. Hay un gran catálogo de propuestas. Desde el uso doméstico hasta mejoras de aeronaves, pasando por un sinfín de ámbitos que requieren de la tecnología para un rendimiento óptimo.
Todos quieren trabajar con Christopher y pocos son los elegidos.
Admirable, bondadoso, inteligente, respetable y extremadamente demente. Posee extraordinarias cualidades y nadie conoce su rostro, ya que desde el principio ha estado trabajando desde las sombras. Según su criterio sería una catástrofe global que descubrieran su identidad. Habría demasiada gente detrás de sus talones, incluso de los míos por ser su hija.
Tocan el timbre haciendo que interrumpa el trabajo. Aprovechando que Connor va abrir empleo el máximo esfuerzo para cojear rápidamente a la cocina y realizar la mejor infusión del mundo, un café.
Idolatro la Nespresso que me regaló papá. Más de una vez me he visto tentada en hacerle un altar.
—¿Cuántos van? —me despista María y Connor no desperdicia la oportunidad para quitarme la taza.
—Iba a ser el primero del día —en señal de protesta inflo las mejillas.
—Claro, y yo te creo —apoya las manos en su cinturita de modelo y pregunta: —¿Cuándo serás una niña buena? Ni lesionada estás quieta.
—Lo mío es ser mala —le saco la lengua.
—Te la cortaré —forma una tijera con los dedos.
María es mi mejor y única amiga. Nos conocimos en el primer año de bachillerato, ya que sus padres tuvieron que mudarse desde Madrid a Barcelona por motivos laborales. Una de las cosas que recuerdo con claridad.
Ella me presentó a Connor. Si no fuera por mi tío Valentín y mi chico, a día de hoy, no estaría respirando. No podría contar las veces en que uno de los dos alcanzó a interrumpir un trágico desenlace. Así que siempre estaré agradecida a María, ya que de no habernos conectado no habría que quitarme el café.
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El Club de los Pecados. Pereza.
RandomIrene lucha por mantener una rutina sana alejada de su pasado tóxico, sin embargo, una muerte y un testamento, amenazan en destruir su paz, siendo la única heredera del club de strippers más exclusivo del país. Un rincón donde el misterio y el pec...