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XII

Sería su primer castigo de este tipo. No sabía ni en que pensar ni que esperar. Pensaba que Jaeyun era más sádico de lo que escribía, se controlaba bastante para no quedar mal, sin embargo, ¿Se controlaría con el? Esperaba que sí, ya que después de leer en el contrato que rechazó aquellos juegos con cortes y sangre, le hacía tener un poco de miedo. Pero de todas formas confiaba en él, esa era la gracia del contrato y la palabra de seguridad, que sabía que respetaría sus límites.

Se mantuvo sentado en su cama. De los nervios ordenó toda la habitación, esperando que contrarrestara su mal comportamiento como mascota. Jake tenía razón, debió de pedirle permiso antes de salir, no era un cachorro callejero como para mandarse solo. Tenía un dueño que debía de complacer. Se levantó al mirar un envoltorio de un dulce, se agachó para recogerlo y antes de levantarse, Jaeyun abrió la puerta.

—Sentado—le ordenó inmediatamente y el mayor se arrodilló sin siquiera dudarlo. Quería demostrar que había sido un desliz su mal comportamiento. Que él era una buena mascota—. Tienes suerte que Félix logró calmarme un poco—se puso de cuclillas al frente de su sumiso y acarició su mejilla—. Eres un muy buen chico como para castigarte como lo había planeado—Heeseung cerró los ojos para disfrutar el cariño, sus mejillas ya estaban sonrojadas por los halagos—. Creo que mejor te daré un premio por haber aceptado la galleta en público, y como agradecimiento por salir del closet conmigo—le sonrió con cariño—. No sabía que mi cachorro podría tener problemas de ese tipo—susurró para sí mismo mientras se levantaba.

—¿Qué compraste?—preguntó con curiosidad al ver que Jaeyun revisaba la bolsa negra que había traído.

—Shhhh, solo ladridos, cariño—le dijo sin verlo y el mayor asintió—. Compré unos cuantos juguetes—sacó un juguete para perro con forma de hueso—, un disfraz—sacó unas orejas de perro—y otras cosas que te mostraré otro día—le hizo un nudo a la bolsa para que Heeseung no viera, pero este vio un poco de un envase de unas esposas—¿Qué te podría dar de premio?—pensó en voz alta, dejando la bolsa sobre al costado de su cama.

Al volver, le colocó las orejas a Heeseung y se sentó en su cama con el juguete chillón de hueso. Lo apretó un par de veces, notando como su cachorro reaccionaba, tensándose y tragando saliva, aguantando su fantasía de morderlo de una forma bastante humillante.

Era tan sumiso que Jake ya se encontraba mojado.

—Tal vez pueda quitarte oficialmente tu virginidad—Heeseung se enderezó ante la idea.
Sus ojos brillaron de la felicidad y su dueño casi podía ver una cola de golden retriever moviéndose de la emoción—. Pero para eso tendrás que ser un muy buen chico para mí — Jaeyun abrió sus piernas, haciendo que su falda no tapará ni un poco—, y ganarte ese premio, ¿entendido?

—Woof—ladró asintiendo con la cabeza, decidido en ser la mejor mascota del mundo por aquel premio.

Jake golpeó dos veces su rodilla para que Heeseung se acercara hacia el. Gateó con un poco de torpeza al no estar acostumbrado. Su dueño se levantó un poco para sacarse su ropa interior y sonrió al ver como Heeseung mantenía su mirada en su intimidad. Su respiración estaba agitada entre una mezcla de excitación y nervios, sería la primera vez que lo haría. Sin embargo, su garganta ya se encontraba seca, deseosa de hacerlo sin importar qué.

—Ven aquí, cachorrito—Heeseung soltó un jadeo tan solo por el apodo y observó como los dedos de Jaeyun separaban sus labios para invitarlo a comerlo. Los fluidos delataban que le estaba gustando la situación tanto como a Heeseung quien tenía una dolorosa erección que se marcaba en su ropa holgada.

Sacó su lengua para presionarla contra los pliegues de su dueño, dándole una lenta lamida que disfruto cada segundo. Jadeó ante la nueva experiencia y comenzó a lamer como sus instintos le decía que hiciera. Se veía bien haciéndolo, pensó Jake que deslizó su mano al cabello de él mayor para agarrarlo con fuerza.
La lengua se deslizó a su entrada, sacándole un gemido que hizo que Heeseung alzara la mirada y lo viera con aquellos tiernos ojos llenos de emoción.