Ojos, negándose a ver la realidad,
incapaces de hacerse una idea,
observando ante cualquier falla,
para hacerlo público.
Ojos, juzgando,
labios, desatando controversias,
intrigas que terminan en riñas.
Labios, criticando, mal versando información;
cuidando en todo momento,
los puntos vulnerables, voy a levantarme,
de la oscuridad; que, al mirar, veré,
lo que dejó el tiempo con tu partida.
Querrás regresar, pero temo decirte,
que reaccionaste, demasiado tarde,
he continuado mi sendero.
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A Un Ritmo Descontrolado
PoésieEl dolor es el más agradable placer de haber conocido el amor. Sin embargo, el amor es el más cruel y dulce dolor. Dominick F. Leyva mi segundo libro de poemas