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-Diario Numero 2-

|Narra Gideon|

Hola, soy el adorable, querido, amado, y deseado Gideon.

Se preguntarán ¿Donde está el diario número 2?

Lo tengo yo, pero se preguntarán ¿Tu no eras muy bebé como para agarrarlo por ti mismo?

Así es, yo no fuí quien lo encontró, les contaré.

Mi padre resultaba ser muy joven, y ya pensaba en tener un hijo tan lindo como yo.

Entonces, pensaba en ello, e incluso ya buscaba una escuela para mí.

Cuando pasaba por allí, torpemente se perdió.

Sin embargo, se tropezó con algo.

Una roca pequeña, curiosamente pequeña como para caerse.

Mi padre extrañado, movió aquella piedra.

Al hacerlo, se abrió algo cerca, lo que hizo bastante ruido para llamar la atención de mi familiar.

Se acercó, y vio lo que tanto buscaban.

El diario número 2, del autor desconocido.

Mi papá, vió aquel libro, y pensó que era una gran anomalía.

Así que se lo llevó a casa.

Al paso de los años, yo nací, y al tener la suficiente edad como para leer, me encontré con aquel libro.

Lo ví, y captó mi atención de inmediato.

Le hablé a mi padre, y el quedó extrañado ante el interés del libro, simplemente me lo dejó, sin problemas.

Tan solo me dijo:

"Solo no lo vendas hijo, sería un regalo exclusivo para tí"

"Gracias, papi, no lo haré" le dije con mi sonrisa encantadora.

|Fin del narrativo de Gideon|

Lo que no sabe, es la realidad de todo.

En realidad, Buddy Alegría, no llevó así de simple el diario a su casa.

El se quedó leyendo el diario por 22 largos días, quedó extrañado e incluso se podría decir que empezó a estar paranoico.

Hasta que conoció al líder de la sociedad del ojo cegado, Fiddleford Mcgucket.

Su paranoia lo hizo llevar allí.

Buddy, le mostró el diario.

Por lo cual, Fiddleford se asustó a tal punto que empezó a decir:

"Sácalo de mi vista, sácalo de mi vista.
Él viene a por nosotros, Él viene a por nosotros"

En un acto de locura extrema, Mcgucket uso su máquina del olvido para quitarle los recuerdos de él, a todos los presentes de allí, y les dijo:

"Todos los de aquí, pertenecen a la sociedad del ojo cegado, tienen que proteger este mundo, y borrar la memoria de aquella gente que ha visto alguna anomalía. Yo nunca existí para ustedes, no saben quién es su líder. Y Buddy, guarda ese diario en tu casa. Tu no sabes que hay allí, así que será un diario cualquiera para tí, mezcla aquel con todos los libros que tengas. Nunca lo vendas, tienes prohibido hacerlo, no se lo des a nadie que no tenga tu apellido"

Así, el ex compañero de Stanford, también decidió borrar todo de su memoria, sin antes dejar un copia de su máquina del olvido en la asociación.

Mcgucket tenía un tubo exclusivo para el en donde vivía, para tirar sus recuerdos, que caían en la asociación, sin embargo, al pasó del tiempo, de tanto usar la máquina, se le olvidó que eso existía.