-Pines-

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|Narra Stanley Pines|

Estaba yendo en gran velocidad hacia el portal trans-dimensional, cada vez corría más.

Mi cuerpo, mi mente querían volver a su querido hogar.

Practique física, y mentalmente para esto, sé que podré.

Hasta que finalmente llegué, sin dudas iba a entrar, pero, se cerró de un momento a otro.

Miré estático al vacío, donde estaba aquel portal.

No podía creerlo, no puede ser.

Sin embargo, yo no me iba a rendir tan fácil, aún al rededor habían energías para poder volver.

Me las hice de ingeniero, e hice mi propio portal rápidamente.

Apresurado lo hice, y aproveché la energía que quedó.

Espero que funcione, después de todo sería normal que no sea así, ya que, es algo improvisado, tan solo estoy usando las reservas, un dispositivo que me regaló oráculo, para viajar en dimensiones aleatorias, y chatarra que tengo guardada en mi mochila de cosas.

Por favor oráculo, me entrenaste para esto.

Miré, y no dejaba de mirar si es que había resultados.

Entonces, empezó a salir unas chispas de mi portal improvisado.

Sigue así, por favor.

Aquel agujero mal hecho, empezó a brillar.

¡BIEN HECHO, STANLEY! pensaba.

Gracias oráculo.

Sin mas pérdida de tiempo, entré en las reservas, ya que en cualquier momento se iba apagar.

Esta vez no sentí ningún mareo en la transición de dimensiones.

El único error que podría pasar, es acabar en la dimensión equivocada, espero que no.

Hasta que sucedió, mis ojos intentaban distinguir en donde estaban, y así lo consiguieron.

En primera instancias, me percaté que estaba ahí, aquella habitación la cual salvé a mi hermano gemelo.

Sin embargo, analicé la situación de allí.

Dos niños desconocidos, un hombre parecido a un hamster, y una chica que parece ser leñadora, todos preocupados por una cosa.

Dirigí mi mirada hacia la preocupación.

Si que es algo de preocupar, ahí estaba Bill, atacando a alguien.

Intenté ver quién era el atacado.

Cuando ví quién era, no dudé en sacar de mi mochila mis guantes que inventé en mi otra dimensión, parecidos a unos de boxeo, pero de metal.

Les llamo, los anti-Bill.

Me lancé en contra aquel triángulo amarillo.

Lo golpeé, y así lo lancé a una gran distancia, ya que de eso son mis guantes, tienen gran empuje hacia las criaturas como Bill.

"¿¡QUÉ DEMONIOS!? ¿TU NO ESTABAS MUERTO?" Gritaba la criatura amarillenta.

"Eso quisieras, Bill. Te daré tu merecido con algo que me gusta mucho ¿Sabes que es? No esperaré respuesta, es la lucha" me dirigí ante el, con gran valentía.

En ese momento, dirigí mi mirada por segundos hacia quien era atacado, así es, a mí hermano, Stanford.

Solo lo miré, y seguí la pelea.

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