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Desde el amplio ventanal veía más allá de el gran bosque de umbralis y la gran extensión tenia.

Solo veía árboles, no podía ver más allá pero sentía que si mirada se desvía ahí cada mañana al despertar y cada noche antes de dormir.

Su vista viajo hasta el centro de la cuidad de Nethyrion ya lleno de elfos que hacían su vida, mientras el estaba en ese gran castillo blanco siendo un príncipe.

_¿otra vez mirando más allá hermano? – vio de nuevo al principe sentado en la gran ventana de su habitación con el semblante serio.

_que más podría hacer – le respondió con su voz calmada como de costumbre.

_pues... – quería ignorar el cuerpo desnudo en la cama de su hermano, pero ver cómo el hombre se movía no se podía ignorar – hablemos en el comedor – su semblante se puso serio de repente – pero antes despide a tu visita hermano – se dió la vuelta y cerro con cuidado la puerta de la habitación del pelinegro.

Vio salir a su hermano que ahora se había convertido en el Aran (rey de los elfos), por la muerte de su padre.

Se alejo del ventanal y camino hasta la cama para ponerse sus calzas y su camisa, al acabar de vestirse nisiquiera voltio a mirar como su acompañante de esa noche despertaba.

Antes de cualquier encuentro dejaba las cosas claras con sus acompañantes de cama.

Cerro la puerta y se encamino al comedor donde lo esperaba su hermano, ya sabía de que sería la charla asique se tomó su tiempo en ir hacia el lugar.

Paso por los pasillos siendo saludado por la servidumbre con un asentimiento de cabeza, como solían saludar los elfos a los de rango mayor.

Su vida monótona siempre fue así, era respetado y admirado por muchos de su razo y más por su condición.

Al final del pasillo pudo ver las puertas del comedor en dónde se encontraba su hermano, sabiendo los regaños que ahora lo esperaban entro con calma siendo recibido por el seño fruncido del Aran.

_ya se lo que me dirás – jalo uno de los asientos y se sentó mientras soltaba un suspiro – ahorratelo, yo sé lo que hago – se cruzo de brazos y lo miro con seriedad.

_parece que no lo supieras – de igual forma tomo haciendo sin quitar la vista de su hermano – sabes perfectamente lo que eres Sasuke – soltó un suspiro y agarro un pedazo de pan – te lo he dicho tantas veces y tu solo no escuchas.

_nadie se ha enterado – seguía mirando fijamente los movimientos del Aran – además mi vida privada no te concierne.

_si, si lo hace Sasuke – lo miro con seriedad – yo soy el Aran ahora y debes acatar lo que te ordene – se levantó del haciendo – no más visitas nocturnas, es una orden.

_¡tsk!..– frunció el seño con molestia, pero no le quedaba otra más que aceptar, era su rey después de todo – lo que ordene Aran – se levantó del haciendo y camino hacia la salida del comedor, cerrando tras de si la puerta con fuerza.

_porque esto es tan difícil...– soltó un gran suspiro y se dirigió también a la salida sintiéndose derrotado por la terquedad de su hermano.

Camino hasta lo que ahora era su oficina, si ahora era suya y ya no de su padre. Ser el rey había sido duro para el, su hermano no coperaba, cada vez que ocurria una pelea entre ambos Sasuke salía y llegaba con una visita en las noches, no quería meterse en su vida pero el solo hacía lo que debe de hacer un rey, su hermano ya no era casto asique sería más difícil para el contraer matrimonio.

Si tan solo Sasuke lo entendiera.

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_maldición – se acostó a la cama que ahora estaba limpia y tendida.

SANGRE UNIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora