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Ambas se besaban con cariño.

Sus manos se mantenían juntas y las sábanas las tapaban de la frescura de la noche.

Sus lobas movían su cola en sincronía. Y sus corazones latian rápido. Cada caricia, beso, roce o incluso sonido lograba trasmitir todo el amor que sentían.

La charla había ocurrido hace unas horas atrás y estaban seguras de hacerlo.

Se unirían en un lazo.

Esa noche la alfa marcaría a la Omega.

La luz de la luna podía entrar por la ventana, así que la habitación no se encontraba completamente oscura.

Sus ropas aún se mantenían intactas en sus cuerpos, pues querían ir lento y disfrutar el momento. Nada de brusquedad. Solo amor y delicadeza.

Las manos de la Omega no paraban de dar masajes a la nuca de la alfa, que gustosa, mantenía sus manos en las caderas de la más baja.

Sus ojos se mantenían cerrados para estar más atentos a todas las sensaciones que estaban sintiendo. El silencio gobernaba la noche.

Si ponías un poco de atención, incluso podrías escuchar un grillo allá afuera.

Pero ellas estaban inmersas en si mismas.

Sacando cada prenda de ropa con delicadeza. Inmersas en el cuerpo de la contraria aún cuando lo habían visto y disfrutado tantas veces.

Pero está vez se sentía diferente. Su amor se sentía más puro, y eso las hacía querer llorar de la emoción,  pues su conexión era inigualable.

Y sus lobas podían confirmarlo.

La apreciación fue lenta. Sin apuro.

Sus aromas se mezclaron en el aire, como siempre sucedía. Volviendo al lugar hogareño. Cómo el de una familia.

Y el pensar que si tenían cachorros, oleria de esa manera, las volvía locas de alegría.

Valía completamente la pena intentarlo.

Cuando se unieron la una a la otra, todo indicaba un nuevo comienzo. Leves quejidos por parte de la Omega, y graves jadeos por parte de la alfa.

Besandose en cada momento, susurrando palabras de amor hacía el contrario. Con apodos tan lindos, que cualquier pareja que las oyera sentiría envidia.

Estocada tras estocada, el orgasmo parecía estar cerca. Por lo que ambas juntaron sus manos al lado de la cabeza del Omega. Está enrollando sus piernas en las caderas de la alfa.

El cosquilleo tan conocido se hizo presente, y los colmillos de la alfa aparecieron al darse cuenta de que era el momento.

Y sin más espera, se acercó al cuello de la más baja, enterrando sus dientes, sintiendo la respiración de Abril en su oreja.

Ambas sintieron su lazo fortalecerse, y las emociones de la contraria abrumarlas. Por lo que, no llorar, se hizo imposible.

Ese día, se mantuvieron unidas por toda la noche. Dándose caricias, palabras y besos repletos de amor.

Y pronto irían a ver si la marca por fin, había funcionado.






...

Aquí el cap de hoy.

La marca funcionara?

Espero les guste 😊

Se me cuidan

MarcasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora