¿Qué somos ahora y a dónde vamos?

Capítulo 3

Notas de la autora 

Agradezco a cada una de las personas que han leído mi obra, cada estrellita y comentario me inspiran para seguir a pesar de toda la carga académica que tengo JAJA, síganmeen "X" para saber cuando subo un nuevo capítulo @sourgomitas

De nueva cuenta apreciaría sus comentarios, ¿Qué les gustaría que sucediera más adelante? Me encantaría leer sus ideas <3

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La noche era tranquila, la luna se encontraba en su punto máximo, había una brisa reconfortante, las estrellas se encontraban manchando el cielo, pero existía una sensación de incertidumbre en el ambiente.

Gabriel prácticamente arrastraba a Sebastián quien se encontraba en un tipo de trance, inmiscuido en sus pensamientos, el argentino tenía un millón de preguntas, ¿Por qué el moreno había hecho eso?, ¿Sebastián era tan cruel cómo para restregarle en la cara que ya no le provocaba deseo y que si quería acostarse con alguien simplemente iría con cualquiera?, ¿Realmente se había acostado con la chica?, está última pregunta provocó una sensación de disgusto o más bien celos desde lo profundo de su alma, pero la pregunta que más le dolía era ¿No era importante para Sebastián?.

El más alto sintió como las lágrimas amenazaban con salir y como un nudo se formaba en su garganta, dirigió su vista a Sebastián quien seguía perdido, ¿Tal vez él era el problema?, ilusionarse con ser algo más que una amistad, que estupidez.

Pronto llegaron a la casa de Gabriel y como era de costumbre el argentino entro por la puerta y Sebastián espero a que esté le diera la señal para que escalara el muro de su casa y pasará por la ventana del argentino.

—¿Qué es lo que te pasa?

—No quiero hablar de eso ahora, solo quiero dormir —se sentó en la cama de Gabriel.

Chisto su lengua — Por lo menos ten la decencia de decirme si estás bien Gil —

— Y a ti que te interesa eh, si estoy bien o estoy mal es mi maldito problema, deja de meterte en cosas que no te incumben, pareces señora metiche — se levantó de la cama y se fue a otra parte de la habitación.

—Mira a mí no me vas a estar hablando así imbécil — volteó a ver con enojo al moreno, simplemente estaba preocupado.

—Di lo que quieras, como si me importara.

Estaba en negación o tal vez ya lo había aceptado desde hace mucho tiempo y solo necesitaba confirmar lo que sentía por Gabriel y se sentía avergonzado de sí mismo.

—Necesito que me digas que sucedió con la estúpida ésa.

—¿Para qué?

No tenía una excusa para eso, genuinamente solo quería saberlo para ver si su corazón podría soportar la idea de que Sebastián había probado otro cuerpo, el cuerpo de una mujer, ¿Qué tal y si por ese suceso Sebastián dejaba de involucrarse con él? ¿Qué tal y si su cuerpo ya no le provocaba deseo al moreno? no podía existir sin el toque de Sebastián, cada segundo que pasaba sin que alguna parte del cuerpo del peruano lo tocara sentía que podía llegar a explotar.

—¿Entonces? Que te impo-

—¿Te gusta más el cuerpo de ella que el mío? — interrumpió al peruano, su garganta quemaba, su corazón se salía de su cuerpo y sus ojos dolían de tanto retener las lágrimas.

Sebastián se quedó sin palabras, nunca imagino escuchar al más alto pronunciar aquellas palabras, ¿Cómo una mujer podría compararse con el cuerpo de Gabriel?, era imposible, Gabriel tenía el cuerpo más exquisito que alguna vez pudo existir, esa cintura lo hacía delirar, su cuello lo incitaba a morderlo, sus pectorales bien marcados en los cuáles le encantaba recostar su cabeza y ni empezar hablar de esos brazos, su mente no paraba de otorgarle imágenes palpables del cuerpo del argentino y podía sentir como sus mejillas se teñían por la vergüenza, pero, ¿Qué una mujer le gané al cuerpo de Gabriel?