Notas de la autora
Buenas, no soy peruana, ni argentina así que agradecería si me aconsejaran modismos de dichos países, los que puse los encontré en Google.
Esta es una historia profunda que aborda temas relacionados a la homofobia interiorizada, el descubrimiento de la sexualidad y como dos personas toman el mismo escenario de manera distinta debido a sus propios contextos.
Estoy en la universidad así que paciencia.
Reitero que los personajes no son míos, si ven algún nombre inventado es por qué así es, no se me ocurrían otros nombres dentro del canon.
Disfruten <3
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¿Cuál es la manera correcta para aceptar los sentimientos que se supone que no deberías de sentir en primer lugar?
No hay, no existe.
Es exhausto, te ahoga, te quema y te mata lentamente.
¿Y lo peor de todo? Ha intentado extinguir aquel fuego que nace en su pecho cada que observa aquel chico con gafas de sol, sin embargo, todo lo que hace es en vano, no importa que tantas ideas se meta a la cabeza, simplemente Sebastián no se puede remover de su corazón y esto lo enoja en ocasiones.
Eran las cuatro de la mañana y no paraba de acomodarse en su cama por los cientos de ideas que pasaban en su mente, estaba cansado de esto, pero no sabia como ponerle fin a esto, literalmente casi todos lo jodidos días intentaba sacar el tema a la luz con el responsable de sus sentimientos, pero Sebastián tomaba todo a juego y tampoco le podía reclamar la falta de seriedad, no podía correr el riesgo de perderlo, prefería mantener todo debajo del agua y dejar que su corazón se quebrara poco a poco, tal vez con el corazón completamente destrozado podría ahogar sus sentimientos.
—Hey, te estas quedando dormido — azotó su mano en la cabeza del otro.
—Tenes la mano pesada gil — levantó su cabeza de la mesa para fingir que estaba poniendo atención a la clase.
¿Qué hora era? Ni idea, ¿Qué clase tocaba en este preciso momento? Ni le interesaba en lo más mínimo, lo único que le importaba en este momento era lavarse la cara para quitarse la cara de muerto que probablemente tenía.
—Oe, ¿Qué tienes?, ¿Te dejó tu flaca o qué? —reía mientras lo decía.
—¿Podes dejar de ser un lastre por siquiera un segundo o te es imposible?
Solo pudo escuchar como Sebastián chasqueaba su lengua, no era su intención ser grosero, pero después de pasar toda la madrugada sin dormir tratando de averiguar la mejor forma de proceder con sus sentimientos sin perder la tan apreciada amistad de años que tenía con él de lentes de sol y sin morir a manos de su padre por ser maricón... si, no estaba de humor para ser amable.
El resto del día transcurrió de la manera más "normal" posible, trató de no dirigirle la palabra a Sebastián, pero a la hora de la salida no pudo evitarlo por más tiempo.
—Mira, que te haya terminado la estúpida de tu flaca no es excusa para que me evites mierda — exclamó molesto mientras jalaba al mas alto de un hombro para que lo volteara a ver.
—Por millonésima vez, entre Penélope y yo no hay nada imbécil —volteo a ver a Sebastián con furia.
—¿Entonces por qué me haz estado evitando todo el maldito día eh? — empujo a Gabriel con ambos brazos.
—¡ME TENES CANSADO GIL! — devolvió el empujón — Nunca te tomas nada enserio.
—Ni siquiera se de que estas hablando, habla causa, que para eso tienes boca ¿o solo la tienes para que la use?
Con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir en su cuerpo se controló para no darle un golpe al moreno que capaz lo dejaría con un ojo morado, aunque tenía que admitir que se lo merecía
—Hey, ¿no digas que te ofendí? JAJA — poso uno de sus brazos en el hombro de Gabriel — Mira no se que es lo que pasa por esa cabecita tuya, pero si se que puede distraerte, ¿Por qué no vamos a tu jato y arreglamos las cosas ahí?
Se odiaba a si mismo en ese momento, odiaba sentirse usado por el moreno, pero era lo único que conocía, claro que disfrutaba todo lo que hacían, le encantaba descubrir que cada pequeño roce de Sebastián hacia que su corazón se volcara y sus sentidos se alocaran.
Pero después de todo lo que tenía que pasar era imposible no sentir asco por si mismo, no podía verse al espejo de lo disgustado que se encontraba, odiaba ir a la ducha ya que tenía que tocar todo el desastre que Sebastián había hecho, notaba como las lágrimas salían de sus ojos verdes, afortunadamente estas se perdían con las gotas de agua que recorrían su cuerpo y así no se sentía tan miserable, total solo era agua.
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¿Qué somos ahora y a dónde vamos?
Short StorySebastián es un estúpido que a pesar de que le dan indirecta tras indirecta este decide hacer como si no captara cuando perfectamente lo hace, tiene un conflicto con sus sentimientos hacia Gabriel, se supone que el es un hombre al que le debe de gus...